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20 de abril de 2025 a las 18:55
Increíble: Reaparece vivo tras 7 meses de "luto"
La angustia de una familia neoyorquina se ha convertido en un caso que pone en tela de juicio los procedimientos de identificación de las autoridades. Imaginen la desgarradora experiencia de recibir la noticia del fallecimiento de un ser querido, pasar por el duelo, la cremación, el funeral, llevar sus cenizas cerca del corazón… para luego descubrir que todo fue un terrible error. Este es el drama que vive la familia de Shanice Crews, una joven de 28 años, madre de dos hijos, quien fue reportada como desaparecida en julio de 2021.
Tras años de incertidumbre, en abril de 2024, la policía les informó del hallazgo de unos restos humanos que, según sus análisis, correspondían a Shanice. La causa de muerte: una sobredosis. El cuerpo, en avanzado estado de descomposición, impidió un reconocimiento visual. Confiando en el dictamen forense, la familia procedió con la cremación y un emotivo funeral, un último adiós a la hija, a la hermana, a la madre que creían perdida.
Pero la historia da un giro inesperado, casi surrealista. En noviembre del mismo año, un mensaje de una desconocida sacudió a la familia: había visto a Shanice con vida, participando como voluntaria en un evento. La evidencia: una fotografía reciente. La incredulidad dio paso a la confusión, a la rabia contenida. Shanita Hopkins, hermana de Shanice, contactó de nuevo a la policía, quienes, aferrados a su versión inicial, insistieron en que Shanice estaba muerta.
“Nos mintieron”, sentencia Shanita, con la voz cargada de dolor e impotencia. Llevaron sus cenizas en collares, las mezclaron con las de su madre… Recuerdos imborrables, lágrimas derramadas en vano, un duelo construido sobre una mentira. ¿Cómo se borra semejante trauma? ¿Cómo se recupera la confianza en las instituciones que se supone deben proteger y servir a la ciudadanía?
La oferta de reembolso por los gastos del funeral y la cremación, proveniente de la oficina forense, fue rechazada de plano. La familia busca justicia, no una compensación económica. Su objetivo es esclarecer lo sucedido, exigir responsabilidades y evitar que otros pasen por este calvario. Sospechan que el deseo de cerrar rápidamente el caso de una persona desaparecida pudo haber llevado a una identificación errónea. “Siento que nunca supieron realmente quién era esa persona. Solo querían terminar el caso”, afirma Shanita.
La Oficina del Médico Forense, por su parte, se defiende argumentando que siguen protocolos rigurosos y estándares científicos. Sin embargo, evitan pronunciarse específicamente sobre el caso de Shanice Crews. Esta falta de transparencia solo alimenta las sospechas y la indignación de la familia.
A pesar de la confirmación de que Shanice está viva, la familia aún no ha podido contactarla directamente. Ella no ha respondido a sus intentos de comunicación. "No podemos obligarla a hablar con nosotros", admite Shanita, con una mezcla de resignación y esperanza. Más allá del enojo y la frustración, prevalece el amor incondicional de una hermana: “Estoy molesta, no creo que se me pase nunca, pero quiero que sepa que la amo. Eso es todo lo que importa”. Una declaración conmovedora que deja al descubierto la complejidad de este drama familiar, un caso que nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de la verdad y la importancia de la justicia. ¿Qué llevó a este error fatal? ¿Qué mecanismos fallaron en el sistema? La búsqueda de respuestas apenas comienza.
Fuente: El Heraldo de México