
19 de abril de 2025 a las 12:20
Justicia para Rafael, el chofer asesinado
La tragedia tiñe de luto al transporte público en Texcoco. Un simple roce, un intercambio de palabras, y un desenlace fatal. La tarde del jueves 18 de abril quedará grabada en la memoria de los compañeros de Rafael, el conductor de la combi número 2305 de la ruta Tepetitlán - Texcoco, quien perdió la vida tras una discusión con otro automovilista en San Bernardino. El eco de su voz, aún resonando en los audios que envió momentos antes del incidente, contrasta con el silencio sepulcral que dejó su partida.
En su último mensaje, Rafael relataba la situación con la crudeza del momento. Un cambio de velocidad, una maniobra inesperada del otro vehículo, y el choque inevitable. "Se me avienta a la de sin susto", se escucha en la grabación, la voz impregnada de la incredulidad ante la imprudencia del otro conductor. La indignación se palpa en sus palabras al describir cómo, a pesar de ir despacio, el impacto fue inevitable. Y aún más, la injusticia de la acusación del otro automovilista: "Todavía el… dice que si no me fijo". Un reproche que ahora se convierte en un macabro presagio.
La escena que siguió al choque, relatada por testigos, es escalofriante. El intercambio de palabras, la tensión en el aire, y finalmente, el sonido que nadie quería escuchar. Un disparo que segó la vida de Rafael, dejándolo tendido sobre el pavimento, ante la mirada atónita de los presentes. La hipótesis inicial de un asalto se desvanece ante la evidencia del audio, dejando al descubierto la violencia irracional que se esconde tras el volante.
La consternación se extiende entre los compañeros de Rafael, quienes lo recuerdan con cariño y respeto. "Adiós, amigo Rafael", "Te vamos a extrañar, Rafa", "No te tocaba". Mensajes cargados de dolor e impotencia que inundan las redes sociales, un último adiós virtual a un compañero que ya no volverá a recorrer las calles de Texcoco. La combi número 2305, ahora silente, se convierte en un símbolo de la fragilidad de la vida y la necesidad urgente de erradicar la violencia de nuestras calles.
Las autoridades investigan el caso, buscando al responsable de este acto cobarde. Mientras tanto, la comunidad del transporte público se une en el duelo, exigiendo justicia para Rafael y medidas que garanticen la seguridad de quienes día a día se enfrentan a los riesgos del camino. La pregunta que queda en el aire es ¿cuántas vidas más se perderán antes de que la violencia ceda el paso a la razón? La historia de Rafael es un llamado a la reflexión, un recordatorio de que la vida puede cambiar en un instante, y que la tolerancia y el respeto son esenciales para construir una sociedad más segura y pacífica. El vacío que deja su ausencia es un doloroso testimonio de la tragedia que representa la violencia en nuestras calles.
Fuente: El Heraldo de México