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19 de abril de 2025 a las 03:20

Hallazgo de Toma Clandestina en Oaxaca

La sombra del huachicoleo vuelve a cernirse sobre el Istmo de Tehuantepec. En un nuevo golpe a las redes de robo de combustible, la Policía Estatal, en colaboración con la Secretaría de la Defensa Nacional, ha descubierto una toma clandestina en las proximidades de San Juan Guichicovi, Oaxaca. El hallazgo, realizado cerca del paraje conocido como Camino Cortado, en la carretera federal transístmica 185, pone de manifiesto la persistencia de esta actividad ilícita que drena los recursos de la nación y pone en riesgo a la población.

La operación, llevada a cabo con la precisión de un cirujano, dejó al descubierto la infraestructura utilizada para la extracción ilegal: dos válvulas estratégicamente instaladas y una extensa manguera de entre 200 y 300 metros, serpenteando por la propiedad privada, delimitada con alambre de púas, donde se perpetraba el delito. La escena, ahora bajo resguardo, espera la llegada de los especialistas de Petróleos Mexicanos (Pemex) quienes se encargarán de inhabilitar y sellar las tomas clandestinas, un procedimiento crucial para detener la hemorragia de combustible y restaurar la seguridad del ducto.

Este descubrimiento se suma a una serie de detecciones recientes en la región, confirmando la presencia activa de grupos dedicados al huachicoleo en el Istmo. Un patrón preocupante que, a pesar de los esfuerzos de las autoridades, aún no ha resultado en la detención de los responsables. La impunidad, como una sombra alargada, acompaña a este delito, incentivando su proliferación y las consecuentes pérdidas millonarias para Pemex. Pérdidas que, al final, impactan en el bolsillo de todos los mexicanos.

Más allá del impacto económico, el robo de hidrocarburos representa un peligro latente para las comunidades. La manipulación de ductos y el transporte clandestino de combustible son actividades altamente riesgosas, propensas a causar accidentes con consecuencias devastadoras. Incendios, explosiones y contaminación ambiental son solo algunos de los peligros que acechan a quienes viven cerca de estas operaciones ilegales. El recuerdo de tragedias pasadas, imágenes imborrables de fuego y destrucción, sirve como recordatorio constante de la fragilidad de la seguridad en estas zonas.

Ante este panorama, las autoridades hacen un llamado enérgico a la ciudadanía: la lucha contra el huachicoleo es una tarea de todos. No solo se trata de un delito que afecta la economía nacional, sino que también pone en peligro la vida de las personas. Participar en estas actividades ilícitas, ya sea de forma directa o indirecta, conlleva consecuencias legales severas, incluyendo penas de prisión que pueden alcanzar varios años y multas que pueden arruinar el futuro de cualquiera. La Ley Federal para Prevenir y Sancionar los Delitos Cometidos en Materia de Hidrocarburos es clara y contundente al respecto.

Denunciar cualquier actividad sospechosa es un acto de responsabilidad cívica. La información proporcionada por la ciudadanía puede ser la pieza clave para desmantelar estas redes criminales y proteger a nuestras comunidades. La colaboración entre la sociedad y las autoridades es fundamental para erradicar este flagelo que amenaza la seguridad y el bienestar de todos. El silencio es cómplice, la denuncia es el primer paso hacia un futuro más seguro.

Fuente: El Heraldo de México