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18 de abril de 2025 a las 12:25

Vive la grandeza de la procesión

El aroma a incienso impregna el aire, una fragancia que se entrelaza con el murmullo de las oraciones y el silencioso sonar de los pasos. Puebla, ciudad de ángeles, se viste de solemnidad y fervor para recibir, una vez más, la Semana Santa. En esta edición número 33, la tradición se renueva, el espíritu se conmueve y la fe se enciende como una llama inextinguible. Siete imágenes, veneradas con profunda devoción, recorrerán las calles del Centro Histórico este Viernes Santo, en un evento que promete congregar a una multitud de 160 mil fieles, según las estimaciones de la Secretaría de Desarrollo Turístico estatal. No es una cifra menor, y es que este viacrucis, considerado el más grande de Latinoamérica, se ha convertido en un símbolo del orgullo poblano y una muestra palpable de la profunda religiosidad que caracteriza a esta tierra.

Imaginen la escena: La majestuosa Catedral de Puebla, con sus más de 376 años de historia, se erige como el punto de partida. A partir de ahí, durante tres horas, las imágenes sagradas avanzarán lentamente, como mecidas por el fervor popular, entre nubes de incienso, plegarias susurradas y lágrimas de emoción. Jesús Nazareno, abriendo paso, seguido por Nuestra Señora de los Dolores y la Virgen de la Soledad, envueltas en un aura de silencio y respeto. Tras ellos, el Señor de las Tres Caídas y Jesús de la Divina Misericordia, cada paso un eco del sentir colectivo. Finalmente, cerrando la procesión, el Señor de las Maravillas y el Santo Niño Doctor de Tepeaca, a quienes los fieles atribuyen incontables milagros, sus nombres pronunciados con un dejo de esperanza y gratitud.

Pero Puebla no solo se nutre de fe, también respira turismo. Este año se espera la llegada de un millón cien mil visitantes, un impresionante 17% más que el año anterior. Esta afluencia se traduce en una derrama económica proyectada en mil 173 millones de pesos, una inyección vital para la economía local. La ocupación hotelera, rondando el 70%, confirma el atractivo de Puebla como destino turístico, un lugar donde la cultura y la tradición se entrelazan para ofrecer una experiencia única. Y no es de extrañar, con doce Pueblos Mágicos que salpican su geografía, cada uno con su encanto particular. Cholula, con su imponente pirámide; Zacatlán, famoso por sus manzanas y relojes monumentales; Chignahuapan, donde las esferas navideñas brillan todo el año; y Atlixco, con su vibrante tapete floral, son solo algunos ejemplos de la riqueza cultural que Puebla ofrece a sus visitantes. Recordemos que el año pasado estos pueblos mágicos recibieron a más de 660 mil turistas, una cifra que habla por sí sola del poder de atracción de estos rincones llenos de historia y magia. Puebla se consolida así como un destino que cautiva no solo por su belleza, sino también por la calidez de su gente y la fuerza de sus tradiciones.

No podemos olvidar la esencia misma de esta celebración, la Fe Poblana, con sus siete imágenes milagrosas, las cofradías vestidas de negro en señal de penitencia, y el recorrido que inicia puntualmente al mediodía en la imponente Catedral. Un evento que reúne a miles de personas en un acto de fe y devoción, una experiencia que trasciende lo religioso y se convierte en un testimonio vivo de la cultura y la identidad de un pueblo. Una cita ineludible para quienes buscan conectar con la espiritualidad y la tradición en el corazón de México.

Fuente: El Heraldo de México