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18 de abril de 2025 a las 22:20

Sinaloa: Rituales de Semana Santa para el mundo

La Semana Santa en Sinaloa es mucho más que una conmemoración religiosa, es una vibrante fusión de fe cristiana y tradición yoreme, una experiencia cultural que se vive con los cinco sentidos. Imagine el aroma del caldo guacavaqui, un platillo ancestral que perfuma el aire mientras el sonido de los tenábaris, las tradicionales sonajas de calabaza, marca el ritmo de las danzas pascolas. Visualice la intensidad de la persecución de judíos y fariseos, una representación teatral cargada de simbolismo que se repite año tras año en pueblos como Mochicahui, San Miguel Zapotitlán y San Francisco de Tacuichamona. Estos rituales, transmitidos de generación en generación, nos transportan a un pasado rico en historia y nos conectan con la profunda espiritualidad de la cultura yoreme.

No se trata solo de observar, sino de participar en una tradición viva que ha resistido el paso del tiempo. Sentir la energía de la comunidad, la tierra bajo los pies descalzos de los danzantes, el fervor de las oraciones que se mezclan con los cantos ancestrales. Desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Resurrección, los 28 centros ceremoniales ubicados principalmente en seis municipios del estado, se convierten en escenarios donde la pasión de Cristo se entrelaza con la cosmovisión indígena.

El compromiso del gobierno estatal con la preservación de esta invaluable herencia cultural es palpable. Programas de apoyo que van desde la promoción de la lengua materna yoreme hasta la seguridad jurídica en la propiedad de la tierra, demuestran la importancia de proteger y fortalecer las raíces de estas comunidades. La Universidad Indígena Autónoma de México, con su unidad en Los Mochis y la próxima extensión en Villa Juárez, es un testimonio del esfuerzo por brindar oportunidades educativas que respeten y promuevan la identidad cultural.

San Francisco de Tacuichamona, un Pueblo Señorial cerca de Culiacán, es un ejemplo perfecto de la riqueza histórica y cultural que Sinaloa ofrece. Desde 1624, esta comunidad ha mantenido viva una tradición única, una mezcla de ritos religiosos y expresiones indígenas que se refleja en cada detalle de la celebración. Las leyendas que se susurran entre sus habitantes, los petroglifos que adornan las piedras del río San Lorenzo y los montes cercanos, nos hablan de un pasado ancestral lleno de misterio y sabiduría. Incluso las recetas culinarias, con sus guisos a base de pescado seco, lentejas y quelites, son un legado que se transmite de generación en generación, un sabor que nos conecta con las raíces más profundas de esta tierra.

Visitar Sinaloa durante la Semana Santa es una oportunidad para sumergirse en una experiencia cultural inigualable. Es un viaje al corazón de la tradición yoreme, una oportunidad para presenciar la fusión de dos mundos que han convivido y se han enriquecido mutuamente durante siglos. Es un encuentro con la historia, la espiritualidad y la riqueza cultural de un pueblo que se enorgullece de sus raíces.

Fuente: El Heraldo de México