
18 de abril de 2025 a las 09:30
Silencia a tus críticos: Domina las finanzas.
El resurgir del Barcelona de entre las cenizas es un hecho innegable, una historia de resiliencia que merece ser contada independientemente de los resultados finales de esta temporada. Muchos, con una miopía sorprendente, se atrevieron a cuestionar la gestión de Joan Laporta, el artífice de este renacimiento. A esos críticos, ¿qué les queda ahora sino el silencio o, mejor aún, una sincera disculpa? Laporta, en su primera etapa, construyó un imperio futbolístico. Cuatro Ligas y dos Champions League, la mitad de las que adornan las vitrinas del club, son el testimonio irrefutable de su capacidad. Bajo su mandato, florecieron talentos como Xavi Hernández e Andrés Iniesta, pilares de la selección española que conquistó el mundo en 2010. Un equipo con una marcada identidad blaugrana. Y quién sabe, quizá en el Mundial tripartito del próximo año, la historia se repita gracias a la nueva generación de estrellas que Laporta está cultivando.
Tras su partida en 2010, el club entró en una espiral descendente. Once años de altibajos, donde los aciertos de la directiva saliente se diluyeron entre las malas decisiones de sus sucesores. Salarios desorbitados, falta de renovación, abandono de la cantera y una situación económica al borde del precipicio pintaban un futuro sombrío. El Barcelona se tambaleaba, parecía un gigante herido de muerte.
Pero Laporta regresó, como un faro en la tormenta, acompañado de su equipo de confianza, un grupo que ya había demostrado su capacidad para navegar en aguas turbulentas. Con él llegó Xavi Hernández, envestido con la misión de revitalizar La Masía, la fábrica de talentos del Barcelona. En su segundo año, el título de Liga confirmó el acierto de la apuesta. Xavi, aún con la inexperiencia propia de sus inicios como entrenador, sentó las bases del equipo que hoy maravilla al mundo.
Para llevar el "Cruyffismo" a su máxima expresión, Laporta fichó a Hansi Flick, un entrenador que soñaba con dirigir al Barcelona y que traía consigo la experiencia del Bayern Múnich de 2020, una máquina de hacer goles que conquistó la Champions League con un fútbol arrollador. El camino no fue fácil. La hipoteca de derechos de transmisión fue una decisión arriesgada, pero necesaria. Una apuesta que, de momento, ha dado sus frutos. La cantera, repleta de jóvenes promesas, se erige como un seguro de vida ante posibles eventualidades económicas.
Con tres competiciones en juego, semifinales de Champions, liderato en la Liga y un fútbol que enamora, el Barcelona ha recuperado su esencia. Un estilo de juego que prioriza la belleza y la efectividad, el sello distintivo del club. Más allá de los títulos, el verdadero milagro es el resurgimiento de un equipo que estuvo al borde del abismo. Una hazaña orquestada por Joan Laporta, un visionario que supo devolver la grandeza al Barcelona.
Fuente: El Heraldo de México