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18 de abril de 2025 a las 09:15
Energía digital: Seguridad pública garantizada
La transformación digital del sector energético se ha convertido en una pieza fundamental para la seguridad pública y la protección de infraestructuras críticas. Más allá de la eficiencia y la sostenibilidad, la digitalización emerge como un escudo protector frente a las crecientes amenazas en un mundo interconectado. Imaginen un escenario donde un evento climático extremo, como un huracán de categoría 5, golpea una región densamente poblada. Sin una red eléctrica resiliente y digitalizada, la devastación podría ser inconmensurable. Hospitales sin energía, sistemas de comunicación colapsados, y servicios básicos interrumpidos, dejando a la población vulnerable y a merced del caos. Es precisamente en este contexto donde la digitalización se erige como un baluarte de la seguridad pública.
La CEPAL ha advertido sobre el impacto económico devastador que las interrupciones energéticas pueden tener en América Latina y el Caribe, llegando a representar entre el 9% y el 12% del PIB. Estas cifras alarmantes subrayan la urgencia de fortalecer los sistemas eléctricos, no solo para impulsar la economía, sino también para salvaguardar el bienestar de la población. La digitalización ofrece la posibilidad de crear redes inteligentes capaces de anticipar y mitigar los efectos de estos eventos, redirigiendo la energía a infraestructuras críticas como hospitales, estaciones de policía y centros de evacuación, garantizando así la continuidad de los servicios esenciales y la seguridad de la ciudadanía.
Brasil, con su ambicioso Programa Nacional de Redes Inteligentes, se posiciona como un referente en la región. La instalación de 63 millones de medidores inteligentes en la próxima década no solo optimizará la distribución energética, sino que también empoderará a los consumidores con información en tiempo real sobre su consumo, permitiéndoles tomar decisiones más conscientes y contribuir a la sostenibilidad. Imaginen la posibilidad de controlar el consumo energético de su hogar desde su teléfono móvil, optimizando el uso de electrodomésticos y reduciendo su huella de carbono. Este es el futuro que la digitalización nos ofrece.
En México, la CFE avanza con paso firme en la implementación de redes inteligentes y sistemas de medición avanzada. Esta estrategia no solo busca fortalecer la capacidad energética del país, sino también blindar la red eléctrica frente a posibles ataques cibernéticos, una amenaza cada vez más presente en el panorama global. La digitalización permite la detección temprana de anomalías y la respuesta rápida ante incidentes, minimizando el impacto de posibles intrusiones y protegiendo la estabilidad del sistema.
La experiencia de Colombia con microrredes en comunidades rurales demuestra el potencial de la digitalización para llevar seguridad y bienestar a las zonas más vulnerables. Imaginen un pequeño hospital rural, conectado a una microrred inteligente que integra energías renovables y sistemas de almacenamiento. Ante un corte de energía en la red principal, la microrred entra en funcionamiento automáticamente, garantizando la continuidad de los servicios médicos y salvando vidas. Este es el poder transformador de la digitalización.
La inversión global en digitalización energética ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, alcanzando cifras que rivalizan con la inversión total en el sector eléctrico de países como India. Esta tendencia no es casualidad. La digitalización se ha convertido en una necesidad imperante para construir sistemas energéticos resilientes, capaces de resistir las amenazas del siglo XXI. Sin embargo, este avance tecnológico también trae consigo nuevos desafíos. Los ciberataques a infraestructuras críticas son cada vez más sofisticados y frecuentes, poniendo en jaque la estabilidad económica y social de las regiones afectadas.
Ante este panorama, la colaboración entre gobiernos, empresas y organismos internacionales es crucial para desarrollar estrategias de ciberseguridad robustas. La implementación de tecnologías de vanguardia, como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, permitirá identificar y neutralizar amenazas en tiempo real, protegiendo la integridad de las infraestructuras críticas y garantizando la seguridad energética. La digitalización no es un lujo, es una inversión en nuestro futuro, una apuesta por la seguridad y el bienestar de las generaciones venideras. Es el camino hacia un futuro energético más seguro, resiliente y sostenible.
Fuente: El Heraldo de México