
18 de abril de 2025 a las 09:15
Descubre la magia de Los Contreras
La maquinaria de la desmemoria parece estar trabajando a toda marcha. Mientras algunos se rasgan las vestiduras por la supuesta fortuna del "cabecita de algodón", convenientemente confundido con el rey Juan Carlos –un desliz periodístico que, en lugar de corregirse con humildad, se defiende con la etiqueta de "ataque de troles de izquierda"–, otros olvidan convenientemente los episodios que realmente han vaciado los bolsillos del pueblo. ¿Será amnesia selectiva o una estrategia deliberada para desviar la atención?
La anécdota del supuesto lujo del "cabecita de algodón" y las botas de buceo del "comandante Borolas" en un yate –¿propio, prestado, alquilado? La incógnita persiste–, palidecen ante la magnitud del "sabadazo" de 1954. Un golpe certero al bolsillo del mexicano de a pie, orquestado desde las altas esferas del poder, disfrazado de "desarrollo estabilizador". ¿Estabilizador para quién? Ciertamente no para el ciudadano común, que vio cómo su moneda se devaluaba mientras las fortunas de los allegados al gobierno de Ruiz Cortines se protegían con información privilegiada. Una historia que se repite, con diferentes actores y matices, pero con el mismo resultado: el enriquecimiento de unos pocos a costa del sacrificio de muchos.
Y la memoria, caprichosa, se enfoca en las anécdotas triviales mientras ignora los hechos trascendentales. Se rasgan las vestiduras por un supuesto derroche mientras se olvida el sistemático saqueo que ha sufrido la economía nacional a lo largo de las décadas. El "sabadazo" del 54, el "error de diciembre" del 94, son solo dos ejemplos de una larga lista de decisiones políticas que han empobrecido al país. ¿Y qué decir de la ocurrencia de quitarle ceros a la moneda? Una medida cosmética que, como demostró Salinas de Gortari –y ahora Milei en Argentina–, no resuelve los problemas de fondo y solo sirve para confundir a la población.
La oposición, en su afán de llevar la contraria, parece dispuesta a defender lo indefendible. Desde la romantización de la conquista española, presentando las vejaciones como actos "civilizadores", hasta la absurda propuesta de armar a la población –¿para qué, si no es para generar más violencia e inseguridad?–, sus argumentos se desmoronan ante el más mínimo análisis. Y no nos extrañemos si pronto salen en defensa de los narcocorridos, amparados en la bandera de la libertad de expresión.
¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que nos distraigan con cortinas de humo mientras nos vacían los bolsillos? Es hora de despertar del letargo y exigir respuestas. Es hora de recordar y de no permitir que la historia se repita. La memoria es nuestra mejor arma contra la manipulación y el abuso del poder. No la dejemos oxidar.
Fuente: El Heraldo de México