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18 de abril de 2025 a las 12:25

Dale una segunda vida a tus cosas

La sombra de la basura se cierne sobre el Estado de México. Imaginen, entre 26 y 28 mil toneladas diarias, una montaña de desechos que amenaza con sepultarnos. Provenientes no solo de los hogares mexiquenses, sino también de la Ciudad de México e Hidalgo, estas toneladas son un recordatorio constante del desafío que enfrentamos. Si bien la secretaria del Medio Ambiente, Alhely Rubio, asegura que tenemos la capacidad para gestionar estos residuos, la realidad es mucho más compleja. No se trata solo de tener espacio, sino de cómo utilizamos ese espacio.

La promesa de no permitir nuevos rellenos sanitarios es un paso en la dirección correcta, pero ¿es suficiente? La apuesta por los Centros Integrales de Manejo de Residuos, con su enfoque en la reutilización, el reciclaje y la valorización, suena prometedora. Sin embargo, la verdadera prueba está en la implementación. Exigir a los rellenos sanitarios existentes la adopción de al menos dos nuevas tecnologías es un desafío, y su éxito dependerá de la fiscalización y el compromiso de todos los actores involucrados.

Pensar que de las 28 mil toneladas que recibimos, solo aprovechamos entre un 20 y un 25%, es alarmante. ¡Estamos desperdiciando una valiosa oportunidad! El PET y el cartón son solo la punta del iceberg. ¿Qué pasa con el resto? ¿Cuántos recursos se pierden en la montaña de basura? La secretaria Rubio señala la preocupante realidad de los residuos con valor en el mercado que terminan en la basura. Es una pérdida económica, pero también ambiental.

La imagen de barrancas, ríos y tiraderos a cielo abierto contaminados es desoladora. Dos tiraderos a cielo abierto por municipio, según cifras oficiales, pero la realidad es que existen muchos más, clandestinos, ocultos a la vista, pero no a sus consecuencias. Estos focos de contaminación no solo afectan el paisaje, sino que envenenan nuestros mantos freáticos y liberan emisiones nocivas al aire que respiramos. Las denuncias ciudadanas, la clausura y la sanación son parches en una herida profunda. Necesitamos un cambio de mentalidad, una cultura de la responsabilidad compartida.

El reto no es solo para el gobierno, sino para cada uno de nosotros. ¿Qué hacemos con nuestra basura? ¿Nos preocupamos por separarla? ¿Buscamos alternativas para reducir su generación? La solución no está solo en la tecnología, sino en la conciencia. El futuro del Estado de México, y del planeta, depende de nuestra capacidad para transformar la basura de un problema en una oportunidad. Desde la educación en casa hasta la implementación de políticas públicas efectivas, todos tenemos un papel que jugar en esta batalla contra la montaña de desechos. El tiempo apremia, y la responsabilidad es de todos.

Fuente: El Heraldo de México