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18 de abril de 2025 a las 19:35

Adolescentes: ¿Comportamiento extraño o señal de alerta?

La adolescencia, ese puente tumultuoso entre la niñez y la adultez, se presenta como un desafío no solo para quienes la transitan, sino también para las familias que los acompañan. Entre los 10 y los 19 años, un torbellino de cambios físicos, emocionales y psicológicos sacuden los cimientos de la identidad, generando a veces incomodidad, confusión e incluso angustia. Como padres, la atenta observación y la comunicación empática se convierten en herramientas indispensables para navegar estas aguas turbulentas. No se trata simplemente de "estar pendientes", sino de construir un vínculo de confianza que permita a nuestros hijos expresar sus miedos, inquietudes y experiencias sin temor al juicio o la reprimenda.

Desde la más tierna infancia, la comunicación asertiva siembra las semillas de una relación sólida y resilientes. Un diálogo abierto y honesto, donde se validen las emociones y se fomente la expresión sincera, facilitará que durante la adolescencia los cambios, por más abruptos que parezcan, puedan ser compartidos y procesados en familia. Imaginemos un hogar donde el adolescente no duda en acercarse a sus padres para hablar sobre las presiones sociales, la incipiente sexualidad o la curiosidad por experimentar con sustancias. Esta confianza, construida con paciencia y dedicación, se convierte en un escudo protector ante las influencias negativas y las decisiones impulsivas.

La serie “Adolescence” nos confronta con la escalofriante realidad de un crimen cometido por un niño de 13 años. La tragedia nos obliga a reflexionar sobre los factores que pueden llevar a un adolescente a cometer un acto tan extremo. Más allá de buscar culpables, debemos analizar las señales de alerta que, a menudo, pasan desapercibidas. La OMS advierte sobre la vulnerabilidad de los adolescentes a adoptar hábitos nocivos, como el consumo de alcohol y drogas, la violencia y las relaciones sexuales sin protección. La UNICEF, por su parte, nos insta a observar con atención cambios en el comportamiento, como el aislamiento social, la irritabilidad, los problemas de sueño o el bajo rendimiento escolar.

Hablar de sexo, drogas o alcohol con nuestros hijos puede resultar incómodo, pero es una conversación imprescindible. No se trata de sermonear o amenazar, sino de informar, educar y brindar herramientas para la toma de decisiones responsables. Explicar las consecuencias de las conductas de riesgo, con un lenguaje claro y directo, es mucho más efectivo que imponer castigos arbitrarios. La psicóloga Lisa Damour sugiere enfocarse en los peligros reales y en cómo afectan la salud y el bienestar, en lugar de recurrir a amenazas vacías.

Construir un ambiente de confianza implica respetar la individualidad del adolescente, escuchar sin interrumpir, validar sus emociones y ofrecer apoyo incondicional. Se trata de empoderarlos para que tomen decisiones informadas y responsables, sabiendo que cuentan con el respaldo de su familia. Para profundizar en este complejo universo de la adolescencia, los invitamos a escuchar el podcast La P… Complejidad con Nicolás Alvarado, donde se analiza la serie “Adolescence” y se abordan las problemáticas que enfrentan los jóvenes en esta etapa crucial de la vida.

Fuente: El Heraldo de México