Un escalofrío recorrió el foro de Ventaneando. No era la brisa de los aires acondicionados, sino un aire gélido, un presagio de lo inexplicable. Ricardo Manjarrez, con la palidez dibujada en el rostro, relató una experiencia que helaba la sangre. Imaginen la escena: la mañana apenas despierta, el silencio de la oficina solo interrumpido por el tecleo rítmico y la voz de Ricardo grabando sus notas, un ritual cotidiano que se tornó en pesadilla. De pronto, una llamada. Los editores, con tono de inquietud, le solicitan volver a la cabina. Algo extraño se escuchaba en sus grabaciones, algo más allá de la interferencia estática, voces guturales, perturbadoras, como susurros del abismo. "Voces demoniacas", las describió Ricardo, la voz quebrada por la incredulidad y el miedo.

La incertidumbre se apoderó del estudio. ¿Una broma pesada? ¿Un fallo técnico? Paty Chapoy, con su característica agudeza periodística, cuestionó a Ricardo, buscando una explicación racional. Pero la seriedad en el rostro del reportero, la convicción en su voz, descartaban cualquier intento de burla. No era una, ni dos, sino cuatro notas distintas contaminadas por estas presencias espectrales. La prueba, reproducida en vivo, dejó a todos atónitos. Sobre la voz clara de Manjarrez, una voz profunda, gutural, se superponía, pronunciando palabras ininteligibles, como un idioma olvidado, un lenguaje del inframundo. El ambiente se cargó de una tensión palpable.

El recuerdo inevitable de Daniel Bisogno, su compañero recientemente fallecido, sobrevoló el estudio como una sombra. ¿Sería él intentando comunicarse? ¿Un mensaje del más allá? Las especulaciones se dispararon, alimentando el misterio. La petición de Ricardo resonó en el silencio: "Un padrecito, necesitamos un padrecito que bendiga la cabina con agua bendita". Un clamor desesperado por restaurar la paz, por expulsar las fuerzas oscuras que parecían haber tomado posesión del lugar. Paty Chapoy, conmovida, secundó la solicitud. Mónica Castañeda, visiblemente afectada, confesó su temor a acercarse a la cabina. El miedo, irracional pero real, se propagaba como una epidemia.

¿Qué se esconde tras estos sucesos inexplicables? ¿Un fenómeno paranormal? ¿Un eco del dolor por la pérdida de Bisogno? ¿O simplemente una coincidencia macabra? Lo cierto es que el equipo de Ventaneando se encuentra conmocionado, enfrentando un misterio que desafía la lógica y agita las fibras más sensibles. La búsqueda de respuestas apenas comienza. El caso de las "voces demoniacas" se suma a la larga lista de eventos paranormales que han perseguido al programa a lo largo de los años, confirmando una vez más que en el mundo del espectáculo, la realidad a menudo supera la ficción. Seguiremos de cerca este caso, informando sobre cualquier nuevo desarrollo. ¿Qué opinan ustedes? ¿Creen en lo paranormal? Compartan sus teorías y experiencias en los comentarios.