La consternación se extiende como una sombra sobre la comunidad deportiva mexicana. La repentina desaparición y trágico hallazgo del cuerpo de Luis Gerardo Hernández Rojas, un joven taekwondoín de 32 años, ha dejado un vacío irreparable y un clamor unánime por justicia. La alegría que irradiaba en los dojos de la Asociación Mexicana Moo Duk Kwan, donde practicaba con pasión, se ha transformado en un silencio desolador. Su energía, que solía desbordarse en cada entrenamiento de crossfit y en las brazadas que surcaban las piscinas, se ha apagado de forma abrupta y violenta.

El último registro de Luis Gerardo lo ubica en una fiesta en la colonia Morelos, alcaldía Venustiano Carranza, la noche del sábado 30 de marzo. Una noche que prometía risas y camaradería se convirtió en el preludio de una tragedia que nadie podía prever. La madrugada avanzó, pero Luis Gerardo no regresó a casa. La preocupación se apoderó de sus familiares y amigos, quienes iniciaron una búsqueda frenética, compartiendo su fotografía en redes sociales con la esperanza de que alguien lo hubiera visto. Cada minuto que transcurría sin noticias aumentaba la angustia y la desesperación.

La denuncia presentada ante la Fiscalía capitalina se sumaba a la cadena de oraciones y ruegos por su regreso. Sin embargo, el miércoles 16 de abril, la esperanza se desvaneció. Autoridades confirmaron el hallazgo de su cuerpo, con marcas indelebles de violencia que silenciaron para siempre su vitalidad. El periodista Antonio Nieto, con información extraoficial, apunta a un posible secuestro seguido de asesinato, una hipótesis que de confirmarse, añadiría una capa aún más oscura a este lamentable suceso.

El hermetismo rodea las investigaciones. La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México ha iniciado una carpeta de investigación por homicidio, pero hasta el momento no hay detenidos. El lugar del hallazgo fue acordonado por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) mientras peritos forenses realizaban las diligencias correspondientes, buscando las piezas de un rompecabezas que reconstruya los últimos momentos de Luis Gerardo y dé con los responsables de su muerte.

Más allá de los tatamis y las pesas, Luis Gerardo era un universitario. Formado en las aulas de la prestigiosa Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), su pasión por el deporte era un complemento a su formación académica, una muestra de su espíritu inquieto y su afán de superación. Si bien no llegó a competir profesionalmente, su dedicación y entrega al taekwondo, crossfit y natación eran un testimonio de su perseverancia y disciplina.

En redes sociales, la indignación se mezcla con el dolor. Amigos, familiares y desconocidos exigen justicia para Luis Gerardo, un joven cuya vida fue truncada de manera violenta e injusta. Su historia se suma a la larga lista de víctimas de la violencia que azota al país, un recordatorio constante de la fragilidad de la vida y la necesidad urgente de construir una sociedad más segura y justa para todos. El legado de Luis Gerardo no debe quedar en el olvido, sino convertirse en un impulso para la lucha contra la impunidad y la violencia, para que ninguna otra familia tenga que sufrir una pérdida tan irreparable.