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17 de abril de 2025 a las 09:35

Sheinbaum: Agua para todos.

La tensión en torno al Tratado de Agua de 1944 se palpa en el aire. La declaración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, afirmando que la entrega de agua a Estados Unidos se basará en la disponibilidad del recurso en el país, ha generado un debate crucial sobre la gestión hídrica y las relaciones bilaterales. La mandataria ha sido enfática: México no puede comprometer el abastecimiento de agua para sus agricultores y ciudadanos. Este pronunciamiento pone de manifiesto la delicada cuerda floja que el gobierno debe transitar: cumplir con los compromisos internacionales y, al mismo tiempo, garantizar la seguridad hídrica nacional.

La escasez de agua es una realidad innegable en muchas regiones de México, y la presión sobre los recursos hídricos se intensifica con el cambio climático. Priorizar las necesidades internas se presenta como una postura lógica, pero ¿cómo afectará esto a la relación con Estados Unidos, especialmente en un contexto geopolítico tan sensible? La respuesta de Sheinbaum Pardo se centra en la búsqueda de un acuerdo basado en la realidad hídrica del país. No se trata de una negativa rotunda, sino de una propuesta de diálogo y colaboración para encontrar una solución justa y sostenible.

El optimismo de la presidenta respecto al ambiente de las negociaciones con Estados Unidos es un signo alentador. La designación de Julio Berdegué Sacristán, titular de la SADER, como contraparte de Brooke Rollins, subraya la importancia que el gobierno mexicano otorga a la agricultura en este proceso. La participación de Christopher Landau, exembajador de Estados Unidos en México, añade un elemento interesante a la ecuación. Su conocimiento del contexto mexicano y su experiencia diplomática podrían ser clave para facilitar el entendimiento y la construcción de puentes entre ambas naciones.

Más allá de la coyuntura del Tratado de Agua, la problemática de la contaminación en la frontera entre México y Estados Unidos se suma a la complejidad del escenario. La presidenta Sheinbaum Pardo ha destacado los avances en la construcción de la planta de tratamiento en Tijuana, una obra iniciada durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y que promete mitigar el impacto ambiental del drenaje en el Océano Pacífico. Sin embargo, la mandataria también ha señalado la necesidad de concluir la planta de tratamiento en San Diego, California, recordando el acuerdo alcanzado con el gobierno anterior. Esta interdependencia en la gestión de recursos hídricos y la necesidad de cooperación binacional para abordar la contaminación transfronteriza se presentan como un desafío y una oportunidad para fortalecer la colaboración entre ambos países.

La gestión del agua en la frontera entre México y Estados Unidos es un tema complejo y multifacético. Encontrar un equilibrio entre el cumplimiento de los tratados internacionales, la seguridad hídrica nacional y la cooperación bilateral es un reto crucial para ambos gobiernos. La postura de la presidenta Sheinbaum Pardo, basada en el diálogo y la búsqueda de soluciones conjuntas, abre la puerta a un futuro donde la gestión del agua se convierta en un puente de colaboración y no en un foco de conflicto. El camino por recorrer es largo y complejo, pero la voluntad política y la cooperación son las herramientas clave para construir un futuro sostenible en la región.

Fuente: El Heraldo de México