
17 de abril de 2025 a las 06:15
Rescate en el Ajusco: Alpinistas a salvo
La densa neblina se aferraba a las laderas del Ajusco, envolviendo los imponentes pinos en un manto fantasmal. El silencio, roto solo por el crujir de las hojas bajo las botas de los rescatistas, aumentaba la tensión. Cada minuto que pasaba era crucial. Tres vidas dependían de la velocidad y la pericia del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM). La llamada de auxilio había llegado a través de la frecuencia de radio, una voz entrecortada relatando la desorientación y el creciente temor ante la inminente oscuridad. La señal, débil e intermitente, logró transmitir las coordenadas aproximadas antes de desvanecerse por completo, dejando a los rescatistas con una carrera contrarreloj.
El Parque Nacional Cumbres del Ajusco, majestuoso e imponente, se convertía en un laberinto verde bajo la densa capa de niebla. Conocedores de la traicionera orografía del lugar, los miembros del ERUM se prepararon para lo peor. Equipados con cuerdas, linternas y botiquines, emprendieron el ascenso, cada paso un desafío en el terreno accidentado. La experiencia en salvamento alpino, adquirida a través de rigurosos entrenamientos, se convertía en su mejor aliada.
La búsqueda se intensificó a medida que la luz del día se desvanecía. El Valle de la Cantimplora, conocido por su belleza natural, se transformaba en un escenario de incertidumbre. Los rescatistas, guiados por la intuición y el conocimiento del terreno, se adentraron en la espesura, sorteando barrancas y pendientes pronunciadas. El eco de sus llamados resonaba entre los árboles, un grito de esperanza en la inmensidad del bosque.
Tras una hora de intenso ascenso, un débil sonido llegó a sus oídos. Gritos de auxilio, apenas audibles, provenientes de las profundidades de una barranca. Con la adrenalina corriendo por sus venas, los rescatistas descendieron con precisión milimétrica, utilizando técnicas de rappel para sortear la escarpada pendiente. Finalmente, tras quince minutos de angustiosa espera, encontraron a los extraviados: dos hombres y una mujer, con el rostro marcado por el cansancio y el alivio.
El reencuentro fue emotivo. Las lágrimas de alegría se mezclaban con el agradecimiento infinito hacia los rescatistas. Los jóvenes, desorientados tras intentar descender de la Cruz del Márquez, habían perdido el sendero y se habían adentrado en la espesura del bosque. La falta de experiencia en montañismo y la llegada de la noche habían agravado su situación.
Tras una exhaustiva revisión médica, que descartó lesiones de gravedad, los rescatistas iniciaron el descenso, guiando a los extraviados con paso firme y seguro. La luz de las linternas cortaba la oscuridad, iluminando el camino de regreso a la civilización. Al llegar a la unidad policial, los jóvenes expresaron su profunda gratitud al ERUM, reconociendo la valentía y la profesionalidad de quienes les habían devuelto la esperanza.
Este rescate exitoso es un testimonio del compromiso y la preparación del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas de la SSC. Su dedicación y entrenamiento especializado les permiten enfrentar situaciones de alto riesgo en entornos complejos, garantizando la seguridad y el bienestar de la ciudadanía. Una vez más, el ERUM demostró que la valentía y la pericia son sus mejores herramientas en la noble misión de salvar vidas.
Fuente: El Heraldo de México