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17 de abril de 2025 a las 18:55

¡Queso, vino y Tequis!

¡Hola a todos! Espero que esta edición de nuestro boletín los encuentre con la energía y el entusiasmo a tope. Hoy quiero hablarles de algo que nos afecta a todos, algo que influye en nuestra vida diaria, en nuestras decisiones y hasta en nuestro estado de ánimo: ¡el poder del hábito!

Sí, como lo oyen. Esos pequeños rituales, esas acciones que realizamos casi sin pensar, tienen una fuerza increíble para moldearnos y determinar nuestro rumbo. Desde cepillarnos los dientes por la mañana hasta la manera en que organizamos nuestro día, los hábitos son los cimientos invisibles sobre los que construimos nuestras vidas.

¿Se han detenido a pensar alguna vez en la cantidad de hábitos que tienen? Algunos son beneficiosos, como hacer ejercicio regularmente o leer antes de dormir. Otros, en cambio, pueden ser perjudiciales, como postergar las tareas importantes o comer en exceso. La buena noticia es que, al igual que un escultor moldea la arcilla, nosotros tenemos el poder de esculpir nuestros hábitos y, por ende, ¡nuestras vidas!

Pero, ¿cómo logramos cambiar esos comportamientos automáticos que parecen estar grabados a fuego en nuestro cerebro? No se preocupen, no es magia, es ciencia. La clave está en la constancia y la repetición. Imaginen que quieren empezar a correr todas las mañanas. Al principio, les costará un mundo levantarse temprano y salir a la calle. Su cuerpo se resistirá, su mente les dirá que es mejor quedarse en la cama. Pero si persisten, si se obligan a salir a correr día tras día, poco a poco, ese esfuerzo inicial se irá transformando en una rutina, en un hábito. Y un día, sin darse cuenta, se encontrarán calzándose las zapatillas sin pensarlo dos veces, ansiosos por empezar su carrera matutina.

La formación de un nuevo hábito requiere tiempo y paciencia. No se desanimen si no ven resultados inmediatos. Celebren cada pequeño logro, cada paso que den en la dirección correcta. Y no tengan miedo de pedir ayuda. Rodearse de personas que los apoyen y los motiven puede marcar la diferencia.

Además de la constancia, otro factor crucial es la motivación. ¿Por qué quieren cambiar ese hábito? ¿Qué beneficios les traerá? Tener claras las razones que los impulsan les dará la fuerza necesaria para superar los momentos de flaqueza. Visualicen el resultado final, imaginen cómo se sentirán cuando hayan logrado su objetivo. Esa imagen mental será su combustible, su motor para seguir adelante.

También es importante ser realistas. No intenten cambiar todos sus hábitos de golpe. Empiecen por uno, concéntrense en él hasta que se convierta en algo automático, y luego, pasen al siguiente. De esta manera, evitarán sentirse abrumados y aumentarán sus posibilidades de éxito.

Finalmente, recuerden que los hábitos no son estáticos, sino dinámicos. Evolucionan con nosotros, se adaptan a nuestras circunstancias. No se trata de alcanzar la perfección, sino de buscar la mejora continua. Así que, observen sus hábitos, analícenlos, identifiquen aquellos que les benefician y aquellos que les perjudican, y ¡empiecen a esculpir la mejor versión de ustedes mismos!

En la próxima edición, les compartiré algunas herramientas y técnicas prácticas para ayudarles a construir hábitos saludables y duraderos. ¡Hasta entonces!

Fuente: El Heraldo de México