La tragedia se cernió sobre la Central de Abasto el pasado 16 de abril, dejando una estela de dolor e indignación. Un hombre en situación vulnerable, cuya identidad aún permanece en las sombras, perdió la vida tras ser arrollado por un camión de carga. El conductor, lejos de asumir su responsabilidad, optó por la cobardía, huyendo del lugar y abandonando a su víctima a merced del destino. Este acto de inhumana indiferencia ha conmocionado a la comunidad, que clama por justicia y exige que se esclarezcan los hechos.

Las autoridades, conscientes de la gravedad del asunto, pusieron en marcha una exhaustiva investigación. Gracias al minucioso análisis de las cámaras de videovigilancia que custodian la zona, se logró identificar la unidad responsable: un camión de carga tipo torton, de color blanco, que se convirtió en el principal objetivo de la búsqueda. Se implementó un cerco virtual, un entramado tecnológico que rastreó el recorrido del vehículo, reconstruyendo paso a paso su huida. El “videoreplay”, una herramienta crucial en la persecución de la justicia, permitió diseccionar cada segundo del incidente, aportando pruebas irrefutables para la posterior investigación.

La persecución culminó en el cruce de las calles Venustiano Carranza y Plan de San Luis, en la colonia Zona Ejidal Santa María Aztahuacán, un escenario inesperado que se convirtió en el punto final de la fuga del presunto responsable. Allí, las fuerzas del orden le dieron alcance, interceptaron el camión y obligaron al conductor a detener su marcha. La justicia, aunque lenta, comenzaba a tejer su red.

Sin embargo, la sorpresa no terminó con la detención. Durante el registro del vehículo, las autoridades encontraron seis dosis de la droga conocida como cristal. Este hallazgo abre un nuevo capítulo en la investigación, añadiendo una capa de complejidad al caso. ¿Qué papel jugó la droga en el trágico accidente? ¿Estaba el conductor bajo sus efectos al momento del atropello? Estas son preguntas cruciales que las autoridades deberán responder. Se realizarán las indagatorias pertinentes para determinar el origen de los estupefacientes y establecer si existe una conexión directa entre el consumo de drogas y la fatalidad ocurrida en la Central de Abasto.

El presunto homicida imprudencial, un hombre de 59 años, fue detenido y puesto a disposición del Ministerio Público. Tras la lectura de sus derechos, se inició la carpeta de investigación correspondiente. Ahora, la justicia tiene la palabra. Será el agente del Ministerio Público quien determine su situación jurídica y decida si existen elementos suficientes para imputarle cargos por homicidio imprudencial y posesión de drogas. Mientras tanto, la comunidad espera con ansias el esclarecimiento de los hechos y que se haga justicia por la víctima, un hombre vulnerable cuya vida fue arrebatada de forma trágica e injusta. Este caso nos recuerda la importancia de la responsabilidad al volante y la necesidad de proteger a los más vulnerables en nuestras calles.