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17 de abril de 2025 a las 19:20

Doble homicidio: La fuga mortal a México

La sombra de la impunidad parecía cernirse sobre el caso de Tabatha Tozzi, una joven de 26 años cuya vida fue truncada brutalmente en Las Vegas, Nevada. Dos largos años de angustia e incertidumbre para su familia, dos años en los que el presunto culpable, Oswaldo Pérez-Sánchez, se desvaneció como un fantasma en la inmensidad del desierto, cruzando la frontera hacia México en un intento desesperado por escapar de la justicia. Cambió de nombre, de identidad, se convirtió en Jorge "N", un espectro que se movía en las sombras, creyendo haber dejado atrás su pasado criminal.

Pero la justicia, aunque a veces lenta, rara vez olvida. El eco de su crimen resonó a través de las fronteras, llegando a los oídos de las autoridades mexicanas. En una operación coordinada, la policía logró capturarlo en Ciudad Obregón, Sonora, un punto minúsculo en el mapa que se convirtió en el epicentro de un caso que conmocionó a dos naciones. Sin embargo, la detención no se produjo por el asesinato de Tabatha, sino por el feminicidio de otra mujer, Vivian Karely, en Sinaloa. Un nuevo nombre, una nueva víctima, que añade una capa aún más oscura a la historia de Oswaldo Pérez-Sánchez, revelando la magnitud de su violencia y la tragedia que deja a su paso.

La noticia de la captura trajo una mezcla agridulce de emociones para Regina Lacerda, madre de Tabatha. El alivio de saber que el presunto asesino de su hija finalmente estaba entre rejas se mezcló con la profunda tristeza por la vida de Vivian Karely, segada también por la violencia. "Estoy feliz, pero también muy triste", declaró Lacerda, sus palabras cargadas de dolor y resignación. La captura de Oswaldo no le devolverá a su hija, pero al menos le ofrece la posibilidad de un cierre, la esperanza de que se haga justicia. El nombre de Vivian Karely, pronunciado con respeto y dolor, se une al de Tabatha, formando un lazo invisible de tragedia que une a dos familias en su búsqueda de justicia.

La extradición de Oswaldo Pérez-Sánchez a Estados Unidos se presenta como un proceso complejo, con las autoridades mexicanas investigando su presunta participación en otros delitos, incluyendo la desaparición de personas. La Policía de Investigación de Sinaloa trabaja incansablemente para esclarecer los hechos y asegurar que el peso de la ley caiga sobre el responsable. Mientras tanto, la familia de Tabatha Tozzi y la de Vivian Karely esperan, unidas por el dolor y la esperanza, que la justicia prevalezca y que la memoria de sus hijas sirva como un recordatorio de la lucha contra la violencia de género y la impunidad. ¿Logrará la justicia cruzar las fronteras? ¿Podrá el sistema legal de dos países trabajar en conjunto para llevar a este hombre ante los tribunales y responder por sus crímenes? El tiempo y los complejos mecanismos de la justicia internacional tienen la respuesta.

Fuente: El Heraldo de México