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17 de abril de 2025 a las 09:25

Descubre la verdad tras el PND

La sombra del pasado se cierne sobre el presente. Aprobado entre aplausos oficialistas y un mar de críticas, el Plan Nacional de Desarrollo (PND) se presenta no como la hoja de ruta que México necesita, sino como un eco, un reflejo casi espectral, de la administración anterior. Lejos de la tecnicidad esperada en un documento de tal envergadura, se percibe la carga ideológica, el peso de una narrativa gastada que, en lugar de iluminar el camino hacia el futuro, parece anclarnos a un pasado que muchos anhelamos superar.

La promesa de una planeación democrática se desvanece ante la evidencia de un discurso repetido, carente de autocrítica y, sobre todo, desprovisto de la innovación que exige la realidad nacional. El artículo 26 constitucional, garante de la participación ciudadana y una visión de largo plazo, se convierte en letra muerta ante un PND que ignora la voz de la gente y se limita a replicar esquemas que han demostrado su ineficacia.

La economía, la salud, la seguridad… áreas cruciales para el desarrollo del país, parecen atrapadas en un círculo vicioso. La militarización, bandera enarbolada con la promesa de pacificar la nación, contrasta con la cruda realidad: 1.7 billones de pesos invertidos en seguridad en seis años y, a cambio, un aumento del 100% en las desapariciones y más de 205 mil muertes violentas. ¿Dónde está la eficacia? ¿Dónde la tan prometida transformación?

El fantasma del Tren Maya, obra emblemática de la administración anterior, se materializa nuevamente en el ambicioso proyecto de un sistema ferroviario nacional. 157 mil millones de pesos destinados a una iniciativa que, al igual que su predecesora, carece de estudios sólidos, de una planeación rigurosa y de proyectos concretos. ¿Estamos condenados a repetir los errores del pasado? ¿A presenciar cómo la falta de previsión multiplica los costos a expensas del erario público?

La deuda pública, ese monstruo que acecha en la oscuridad, crece a un ritmo alarmante. De 10.5 billones de pesos en 2018 a una proyección de 20 billones para 2026. Un incremento cercano al 100% en tan solo ocho años. ¿Y qué propone el PND para frenar esta escalada? Silencio. Ninguna estrategia, ninguna medida concreta para aliviar la carga que esta deuda representa para las generaciones presentes y futuras.

El crecimiento económico, motor del desarrollo, se estanca en el promedio más bajo de los últimos 40 años. Menos del 1%. Si bien se presume un fortalecimiento del consumo interno, la ausencia de estrategias innovadoras y una visión de largo plazo condenan al país a un crecimiento anémico, incapaz de generar las oportunidades que la población necesita.

En resumen, el PND se presenta como un catálogo de buenas intenciones, un documento cargado de ideología y propaganda, pero vacío de soluciones reales. Un “segundo piso de la transformación” construido sobre cimientos débiles, incapaz de sostener el peso de las expectativas y las necesidades de un país que clama por un cambio verdadero. Un país que merece más que la repetición de los errores del pasado.

Fuente: El Heraldo de México