
18 de abril de 2025 a las 01:35
Descubre la pulquería del campeón con los curados más raros
Mientras el bullicio de las vacaciones aleja a muchos de la ciudad, un ritmo diferente late en el corazón de la capital. Las calles, liberadas del tráfico habitual, se convierten en un lienzo para descubrir los tesoros escondidos, y en esta época de calor, pocos lugares ofrecen un respiro tan auténtico como las pulquerías. Estos refugios de tradición, que han desafiado el paso del tiempo y las modas pasajeras, resurgen con una vitalidad renovada, demostrando que el pulque es mucho más que una bebida: es una resistencia cultural, una historia viva que se escribe trago a trago.
En el laberinto de calles de la colonia Doctores, un nombre brilla con luz propia: La Hija de los Apaches. No se trata simplemente de una pulquería, sino de un santuario donde el néctar de los dioses se fusiona con la pasión por el boxeo y la vibrante energía de la música en vivo. Fundada por el legendario "El Pifas", Epifanio Leyva Ortega, este lugar respira historia en cada rincón. Imaginen a este coloso del ring, curtido en los combates de La Merced y Tepito, codeándose con leyendas como Raúl "Ratón" Macías y Ultiminio Ramos. Sus tres Guantes de Oro no solo hablan de su destreza pugilística, sino de una tenacidad que lo acompañaría más allá del cuadrilátero.
Tras una decepción en Tijuana y los embates del alcohol, "El Pifas" decidió colgar los guantes, pero su espíritu luchador encontró un nuevo ring: el mundo del pulque. Comenzó como un aprendiz en una pulquería sobre la avenida Cuauhtémoc, y en 1970, con la audacia de un campeón, adquirió un local clausurado y le insufló nueva vida, reabriéndolo en la ubicación que hoy conocemos. La Hija de los Apaches no solo heredó su nombre, sino también la fuerza y el carisma de su fundador.
El legado de "El Pifas", tras su partida en 2021, se mantiene vivo gracias a la dedicación de sus hijas: Meli, Laura, Paty y Georgina. Ellas son las guardianas de esta llama, las que se aseguran de que la tradición, la música y el sentido de comunidad sigan floreciendo en este espacio único.
Pero no se equivoquen, La Hija de los Apaches no es un museo del pasado, sino un crisol de experiencias. Los miércoles y viernes, las notas de la salsa, el rock y otros géneros musicales inundan el ambiente, creando un escenario para bandas emergentes que buscan compartir su talento. La música, como el pulque, es un lenguaje universal que une a las almas y enciende la pasión.
Y hablando de pulque, la variedad de curados que ofrece La Hija de los Apaches es un viaje sensorial en sí mismo. Desde los clásicos de avena, piñón, guayaba y guanábana, hasta las audaces combinaciones de jitomate y ostión, pasando por el enigmático "Bicentenario" –cuya receta se guarda bajo siete llaves– y el "Talina Fernández", un homenaje a la icónica figura de la televisión mexicana, cada curado es una obra de arte líquida. Ver a Meli, heredera del arte de su padre, preparar estos brebajes es un espectáculo hipnótico, una danza de sabores que deleita los sentidos.
Así que, si buscan una experiencia genuina, un encuentro con la auténtica cultura pulquera de la Ciudad de México, La Hija de los Apaches les abre sus puertas en la calle Dr. Claudio Bernard 149, colonia Doctores. De lunes a sábado, de 12:00 a 22:00 horas, y los domingos de 12:00 a 19:00 horas, les espera un ambiente acogedor, música en vivo y una gama de curados que despertarán su paladar. Vengan a descubrir un lugar donde la tradición se fusiona con la modernidad, donde el espíritu de un campeón perdura en cada gota de pulque, donde la historia se escribe con sabor a México.
Fuente: El Heraldo de México