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17 de abril de 2025 a las 18:50
¡Conejo causa incendio en avión de United!
El susto a bordo del vuelo 2325 de United Airlines con destino a Edmonton aún resuena en la memoria de los pasajeros. Imaginen la escena: la tranquilidad del despegue desde Denver interrumpida por un estruendo ensordecedor, una vibración que recorre todo el fuselaje y, para mayor espanto, la visión de llamas emergiendo de uno de los motores. El pánico se apoderó de la cabina, como es natural, ante la incertidumbre de lo que estaba ocurriendo. Scott Wolff, uno de los pasajeros, relató con vívidas imágenes cómo las explosiones se sucedían, acompañadas de bolas de fuego que iluminaban la oscuridad de la noche. "Pensamos que era el fin", seguramente cruzó por la mente de más de uno.
La pericia del piloto, quien mantuvo la calma en medio de la emergencia, fue crucial. A pesar de la gravedad de la situación, logró estabilizar el avión y, tras declarar "mayday", realizar un aterrizaje de emergencia en el mismo aeropuerto de Denver del que habían despegado minutos antes. La tensión en la cabina debió ser palpable durante esos angustiosos momentos, mientras el avión descendía con un motor en llamas. En tierra, los servicios de emergencia aguardaban con la respiración contenida, preparados para cualquier eventualidad. El aterrizaje, afortunadamente, se realizó sin contratiempos, y los 153 pasajeros y 6 tripulantes pudieron desembarcar sanos y salvos, aunque visiblemente conmocionados.
La causa del incidente, revelada posteriormente, sorprendió a todos: un conejo. Sí, un pequeño conejo había sido succionado por el motor del avión durante el despegue, provocando el incendio y las explosiones. Aunque los impactos con aves son relativamente comunes en la aviación, los encuentros con conejos son extremadamente raros. De hecho, la Administración Federal de Aviación (FAA) registra apenas cuatro casos similares en todo el país. Este incidente, aunque inusual, pone de manifiesto la importancia de los protocolos de seguridad y la necesidad de controlar la fauna en las zonas aeroportuarias, no solo para proteger a las aves, sino también a otros animales, por pequeños que sean, que puedan representar un peligro para las aeronaves.
Las autoridades aeroportuarias y la FAA ya han iniciado una investigación para determinar las circunstancias exactas del incidente y evaluar las medidas de seguridad existentes. Mientras tanto, la imagen del avión en llamas y el testimonio de los pasajeros sirven como recordatorio de la fragilidad de la seguridad aérea y la importancia de la preparación ante situaciones imprevistas. United Airlines, por su parte, proporcionó a los pasajeros un avión de reemplazo para que pudieran continuar su viaje a Edmonton, aunque seguramente la experiencia vivida quedará grabada en su memoria por mucho tiempo. Este incidente, aunque afortunadamente sin consecuencias trágicas, nos invita a reflexionar sobre la compleja interacción entre la actividad humana y la vida silvestre, incluso en entornos tan controlados como los aeropuertos. ¿Qué medidas se pueden implementar para minimizar estos riesgos? ¿Cómo podemos garantizar la seguridad de los pasajeros sin afectar el equilibrio del ecosistema? Estas son preguntas que merecen una profunda reflexión por parte de las autoridades y la industria aeronáutica.
Fuente: El Heraldo de México