
Inicio > Noticias > Medio Ambiente
16 de abril de 2025 a las 09:55
Sinaloa sin agua: ¿Qué hacer?
La sombra de la sequía se extiende sobre Sinaloa, agrietando la tierra y sembrando la incertidumbre en el corazón de sus habitantes. Con las presas al borde del vacío, apenas un susurro del agua que solía fluir con abundancia, el estado se enfrenta a una crisis hídrica sin precedentes en las últimas tres décadas. El 7.5% de almacenamiento en las once presas del estado no es solo una cifra, es la radiografía de una emergencia que amenaza con dejar sedienta a la tierra y a su gente. Mil 195.4 millones de metros cúbicos, una cantidad que palidece ante la demanda de un estado cuya vida late al ritmo del campo.
La angustia se dibuja en los rostros de los agricultores, quienes ven cómo sus cultivos se marchitan bajo el sol implacable. Culiacán, Cosalá, Choix y Elota, cuatro municipios sumidos en la sequía excepcional, el grado más extremo de esta calamidad. Angostura y Badiraguato, luchando contra la sequía severa, mientras que Ahome, Concordia, Guasave, Mocorito, Rosario, Salvador Alvarado y Sinaloa municipio, se debaten contra la sequía extrema, un enemigo silencioso que arrasa con cosechas y diezma el ganado.
El fantasma del hambre acecha, la escasez de agua potable se convierte en una amenaza real, y la economía, fuertemente ligada al sector agrícola, se tambalea al borde del precipicio. Las organizaciones agrícolas alzan la voz, advirtiendo sobre la drástica reducción de la superficie sembrada en el próximo ciclo agrícola si las lluvias no llegan pronto. Un futuro incierto se cierne sobre el campo sinaloense.
Ante la gravedad de la situación, el Gobernador Rubén Rocha Moya ha solicitado al Gobierno Federal la Declaratoria de Desastre Natural para los 20 municipios de Sinaloa. Una medida desesperada, pero necesaria, para acceder a los recursos que permitan mitigar los efectos de esta catástrofe.
Sin embargo, la crisis hídrica en Sinaloa no es solo un capricho del clima. Expertos en el sector hídrico y ambiental señalan la falta de planeación, la ineficacia de las políticas de conservación, la obsolescencia de la infraestructura y la sobreexplotación de los acuíferos como las causas profundas de este desastre. Un problema estructural que se ha agravado con el paso del tiempo, como una herida que no se ha curado correctamente.
Y como si la sequía no fuera suficiente, la polémica se suma a la tragedia. Diputados locales han denunciado el uso político del agua, acusando a los alcaldes de mentir sobre el abastecimiento y exigiendo que el vital líquido no se utilice para pagar favores políticos. Un nuevo frente se abre en esta batalla contra la sequía, una lucha no solo contra la naturaleza, sino también contra la desidia y la corrupción.
La Conagua, por su parte, pronostica un panorama aún más desolador. Se estima que para mayo, el 90% del estado se encuentre bajo las garras de la sequía extraordinaria. Una perspectiva aterradora que exige acciones inmediatas y contundentes. No se trata solo de apagar el fuego de la emergencia actual, sino de construir un futuro donde el agua, fuente de vida, sea gestionada con responsabilidad y visión a largo plazo. Sinaloa necesita más que lluvias, necesita un cambio profundo en su relación con el agua. Un cambio que garantice la supervivencia de su campo, su economía y su gente.
Fuente: El Heraldo de México