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16 de abril de 2025 a las 07:05

Salto de cabeza histórico en Acapulco

Acapulco, joya del Pacífico mexicano, se viste de gala una vez más. No solo por la belleza inigualable de sus playas y la calidez de su gente, sino por un logro que resonará en la historia: el reconocimiento Guinness a los Clavadistas de La Quebrada por el clavado de cabeza más alto del mundo. Una hazaña que, a 35 metros de altura, desafía la gravedad y enaltece el coraje de generaciones de hombres y mujeres que han convertido este ritual en un símbolo de Acapulco.

Imaginen la escena: el sol poniente tiñendo el cielo de vibrantes colores, el rumor del mar como una constante melodía y, de pronto, la silueta de un clavadista recortada contra el horizonte. Una caída libre que detiene el aliento, un instante eterno que culmina en la perfecta unión con el agua. Este espectáculo, que por más de 90 años ha cautivado a locales y extranjeros, ahora se corona con un título internacional que lo consagra como una de las maravillas del mundo.

No se trata solo de una marca deportiva, sino de un testimonio de la resiliencia de un pueblo, de la herencia cultural de Acapulco y Guerrero. Es el reflejo del espíritu indomable de quienes, día a día, se enfrentan al desafío de las alturas y el mar, ofreciendo un espectáculo único, una danza entre la valentía y la precisión.

Este récord, el clavado número 5 millones, es un hito que marca un nuevo comienzo para Acapulco. Un impulso para el turismo, un aliciente para la economía local y una inyección de orgullo para todos los guerrerenses. Es la confirmación de que Acapulco vive, que Acapulco vuela y que, gracias a la pasión de su gente, brilla con más fuerza que nunca.

La entrega del Récord Guinness, atestiguada por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y la secretaria de Turismo federal, Josefina Rodríguez Zamora, es un reconocimiento no solo a los clavadistas, sino a todos aquellos que han creído en el potencial de este destino. A quienes han apostado por la magia de Acapulco, a quienes se han negado a rendirse ante las adversidades y han transformado cada reto en una oportunidad para renacer.

Desde los niños que, en 1934, iniciaron este juego de valentía, hasta los clavadistas profesionales que hoy ostentan el título Guinness, La Quebrada ha sido un crisol de historias, un escenario donde la tradición se funde con la audacia. Un lugar donde la belleza natural se conjuga con el coraje humano para crear una experiencia inolvidable.

Este es un llamado al mundo para que vuelva su mirada hacia Acapulco, para que descubra la emoción de presenciar un clavado que desafía los límites, para que se deje envolver por la calidez de un pueblo que ha convertido la valentía en un arte. Un recordatorio de que en Guerrero, no solo se rompen récords, sino que se rompen barreras, se rompen miedos y se abre paso a la esperanza.

Fuente: El Heraldo de México