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17 de abril de 2025 a las 00:40
RM: ¿Sufrimiento en el ejército?
¡Hola a todos! Espero que esta edición de nuestra newsletter los encuentre con la energía al máximo. Hoy quiero hablarles de algo que nos afecta a todos, algo tan cotidiano que a veces pasa desapercibido: el poder de las pequeñas decisiones. Sí, esas elecciones aparentemente insignificantes que hacemos a diario, desde qué desayunar hasta qué ruta tomar para ir al trabajo. ¿Se han detenido alguna vez a pensar en el impacto acumulativo que tienen estas decisiones en nuestras vidas?
Les pongo un ejemplo. Imaginen que deciden tomar las escaleras en lugar del ascensor. Un pequeño gesto, ¿verdad? Pero si repiten esa decisión día tras día, semana tras semana, no solo estarán fortaleciendo sus piernas y mejorando su salud cardiovascular, sino que también estarán cultivando una mentalidad de disciplina y perseverancia. Esa misma mentalidad se puede aplicar a otros ámbitos de la vida, como el ahorro, el aprendizaje de un nuevo idioma o el desarrollo de un proyecto personal. Poco a poco, escalón a escalón, llegarán a la cima.
Y lo mismo ocurre con las decisiones negativas. Postergar una tarea, saltarse una sesión de ejercicio o ceder a la tentación de un dulce extra, pueden parecer insignificantes en el momento, pero con el tiempo se van sumando, creando una bola de nieve que puede llevarnos a la procrastinación, el sedentarismo o problemas de salud.
La clave está en ser conscientes de cada decisión que tomamos y preguntarnos: "¿Esta elección me acerca o me aleja de mis objetivos?". No se trata de ser perfectos, todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos y retomar el camino.
Piensen en la alimentación. Optar por una pieza de fruta en lugar de una bolsa de patatas fritas puede parecer un detalle menor, pero a largo plazo se traduce en una mejor salud y mayor bienestar. Y si además combinamos esa elección con la práctica regular de ejercicio, los beneficios se multiplican. No es necesario correr una maratón, basta con caminar 30 minutos al día para notar la diferencia.
En el ámbito laboral, la toma de decisiones también es crucial. Aprender a priorizar tareas, delegar responsabilidades y decir "no" cuando es necesario, nos permitirá ser más productivos y evitar el estrés. A veces, la mejor decisión es no tomar ninguna decisión, sino esperar el momento oportuno para actuar con mayor claridad.
En definitiva, la vida es una sucesión de decisiones, grandes y pequeñas. Cada una de ellas nos moldea y nos define. Seamos conscientes de su poder y utilicemos ese conocimiento para construir la vida que deseamos. Les invito a reflexionar sobre las pequeñas decisiones que toman a diario y a empezar a tomar decisiones conscientes que los acerquen a sus metas. Recuerden: el éxito no es un destino, sino un camino que se construye paso a paso, decisión a decisión. ¡Hasta la próxima!
Fuente: El Heraldo de México