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16 de abril de 2025 a las 23:00

Precios del jitomate subirán en Estados Unidos

La sombra de la incertidumbre se cierne sobre los campos michoacanos. El jitomate, fruto rojo y jugoso, símbolo de la gastronomía mexicana, se encuentra en el centro de una disputa comercial que amenaza con impactar los bolsillos de los consumidores estadounidenses. La posible imposición de aranceles del 20.91% al jitomate mexicano, anunciada por las autoridades norteamericanas, ha generado una ola de preocupación entre los productores de Michoacán, segundo estado productor a nivel nacional.

Cuauhtémoc Ramírez Romero, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) en Michoacán, ha sido claro al respecto: el peso de estos aranceles recaerá finalmente sobre el consumidor final en Estados Unidos. La dependencia entre el mercado estadounidense y la producción mexicana de jitomate, especialmente el de invernadero, es innegable. Estados Unidos consume una parte sustancial de la producción mexicana, una cadena de suministro compleja y arraigada que difícilmente puede ser reemplazada de la noche a la mañana. El encarecimiento del jitomate en los anaqueles norteamericanos parece inevitable, un efecto dominó que se desencadena desde la imposición de la medida arancelaria.

Michoacán, tierra fértil y laboriosa, se distingue por su doble enfoque en la producción de jitomate: a cielo abierto o malla sombra para el mercado nacional, e invernadero para la exportación. De las 240 mil toneladas que se producen anualmente en la entidad, un impresionante 60%, equivalente a 140 mil toneladas, tuvo como destino Estados Unidos en 2024. Y la tendencia se mantenía en 2025, con alrededor de 36 mil toneladas enviadas al país vecino en los primeros meses del año. Cifras que hablan por sí solas del peso de la relación comercial entre ambos países.

Sin embargo, no todos los productores michoacanos participan en este intercambio comercial. De los 1,400 productores de jitomate en la entidad, apenas un 20 o 25% cuentan con los permisos necesarios para exportar a Estados Unidos. Una realidad que deja al descubierto la complejidad del panorama y las barreras que enfrentan los pequeños productores para acceder a los mercados internacionales.

A diferencia del aguacate, que también ha enfrentado la amenaza de aranceles, el jitomate michoacano se encuentra en una situación más vulnerable. Su naturaleza perecedera y la falta de procesos de industrialización limitan sus posibilidades de diversificación hacia otros mercados. El jitomate se exporta fresco, con un periodo de almacenamiento muy corto, lo que dificulta su comercialización en destinos más lejanos.

Ante este panorama complejo, la SADER Michoacán hace un llamado a la reflexión y a la acción. Es momento, según Cuauhtémoc Ramírez, de "revisar nuestros procesos de producción para reducir costos, modificar prácticas agrícolas y ser más eficientes". La crisis puede convertirse en una oportunidad para fortalecer el sector, impulsar la innovación y aumentar la productividad.

La esperanza, sin embargo, no se extingue. Los productores michoacanos confían en que el gobierno norteamericano reconsidere la imposición de estos aranceles. El jitomate, alimento básico en la dieta de los estadounidenses, representa un vínculo fundamental entre ambas naciones. Un vínculo que, se espera, prevalezca por encima de las diferencias comerciales. El futuro del jitomate michoacano, y de las familias que dependen de su cultivo, pende de un hilo. La incertidumbre se mantiene, mientras los productores, con la tierra en las manos y la esperanza en el corazón, aguardan el desenlace de esta historia.

Fuente: El Heraldo de México