
16 de abril de 2025 a las 09:20
Parra reabre Macogra en la Costa Grande
Celebrando ocho décadas de vida, la insigne pintora mexicana Carmen Parra no solo conmemora su cumpleaños, sino también la culminación de un proyecto cultural que ha abrazado con pasión: la reapertura del Museo Arqueológico de la Costa Grande (Macogra) en Zihuatanejo, Guerrero. Un espacio que, tras un periodo de abandono, resurge como un faro de la historia y la cultura de la región, gracias al esfuerzo conjunto de arqueólogos, el INAH, el gobierno estatal, y la invaluable contribución de Parra y su hijo, el también pintor Emiliano Gironella.
La artista, quien a sus 80 años atesora una larga trayectoria ligada a la creación de museos en México, desde su juventud como estudiante de antropología participando en la apertura del Museo Nacional de Antropología y el Museo de Arte Moderno, ha encontrado en Zihuatanejo, su hogar desde hace tres décadas, un nuevo lienzo para su vocación cultural. Su amor por Guerrero, un estado al que ha estado vinculada por 50 años, la impulsó a involucrarse activamente en el rescate del Macogra, un proyecto que hoy celebra con "gran alegría".
El Macogra no es simplemente un museo más. Es un portal al pasado poco conocido de la Costa Grande, una región rica en historia que espera ser descubierta. Sus tres salas dedicadas a la arqueología revelan las culturas que florecieron en esta tierra, un testimonio invaluable del legado prehispánico. Además, una sala dedicada a la Conquista narra el encuentro, a veces dramático, entre los pueblos originarios y los españoles, un momento crucial inmortalizado en un mural de tres por 1.20 metros, obra de la propia Parra. Esta representación onírica de la conquista, donada por la artista junto con una pintura de la Virgen de Guadalupe, añade un valor artístico singular a la narrativa histórica del museo.
La historia naval también encuentra su espacio en el Macogra, recordando el papel crucial de Zihuatanejo como el primer astillero del Pacífico mexicano. Desde este puerto zarparon las primeras naves hacia Oriente, convirtiéndolo en un punto clave en la temprana globalización. Esta faceta marítima de la región, a menudo olvidada, se presenta al visitante con la riqueza y detalle que merece.
La ubicación privilegiada del museo, a orillas del mar, lo convierte en una joya única en la costa del Pacífico. Parra, quien reside en el cercano pueblo de Troncones, se enorgullece de contribuir a la riqueza cultural de una región que considera suya. El Macogra no es solo un museo, es una experiencia, una invitación a conectar con la historia, el arte y la belleza natural de la Costa Grande. Un legado invaluable que Carmen Parra, con su incansable pasión por la cultura, deja a las futuras generaciones.
Fuente: El Heraldo de México