La sombra de la incertidumbre se cierne sobre el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la Ciudad de México. Una batalla campal, librada no en las urnas, sino en los tribunales, amenaza con desgarrar las fibras de este histórico partido. En el centro del huracán, la diputada Nora Arias Contreras, presidenta legítima del PRD capitalino, alza la voz para denunciar lo que considera un atropello a la democracia interna y un intento de secuestro por parte de “vividores y oportunistas”. Su acusación resuena con la fuerza de la indignación, pintando un panorama sombrío donde la ambición desmedida de unos pocos podría eclipsar el trabajo y la dedicación de la militancia.

Arias Contreras, con la firmeza que la caracteriza como coordinadora del PRD en el Congreso capitalino, no titubea al señalar a quienes, según sus palabras, abandonaron el barco en tiempos turbulentos y ahora pretenden regresar como si nada hubiera ocurrido, reclamando un botín que no les corresponde. “Cobardes”, los llama, acusándolos de renegar del partido cuando las perspectivas electorales se vislumbraban adversas, para luego intentar apropiarse de los frutos del esfuerzo ajeno. Esta denuncia, cargada de emotividad, evoca la imagen de una traición, de una puñalada por la espalda a quienes se mantuvieron fieles a los ideales del Sol Azteca.

La batalla, sin embargo, no se limita a las palabras. Arias Contreras, respaldada por la militancia, anuncia una ofensiva jurídica para defender lo que considera un derecho legítimo. La amenaza de acciones legales se cierne sobre figuras de renombre en la política nacional, como Ricardo Monreal Ávila, Pedro Haces Barba y Víctor Hugo Lobo Román, a quienes señala directamente como responsables potenciales de cualquier daño que puedan sufrir los militantes del PRD. La inclusión de Jesús Zambrano Grijalva en la lista de acusados añade un nuevo nivel de complejidad al conflicto, vinculando la disputa local con la situación nacional del partido.

El 2 de junio de 2024, fecha grabada a fuego en la memoria de los perredistas capitalinos, se erige como símbolo de resistencia. A pesar de las dificultades, el PRD logró conservar su registro local, un triunfo que Arias Contreras atribuye al compromiso inquebrantable de la militancia. Este logro, sin embargo, se ve ahora amenazado por la disputa interna, poniendo en riesgo el futuro del partido en la capital.

La diputada no escatima en palabras para describir la determinación de los militantes. “No descansaremos”, afirma, transmitiendo una imagen de lucha incansable, de una defensa a ultranza de los derechos conquistados con esfuerzo y sacrificio. La promesa de agotar todas las vías legales deja entrever un conflicto prolongado, una batalla que se librará en los tribunales y que mantendrá en vilo el destino del PRD en la Ciudad de México. El llamado a la justicia resuena como un grito de guerra, un desafío a quienes pretenden arrebatarles lo que consideran suyo. ¿Será la justicia la que finalmente determine el futuro del Sol Azteca en la capital? El tiempo, y los tribunales, lo dirán.