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17 de abril de 2025 a las 01:15

México en llamas: 124 incendios activos

La temporada de incendios forestales en México, un desafío recurrente que exige nuestra atención. Entre enero y julio, nuestros bosques, selvas y zonas áridas se enfrentan a un enemigo silencioso pero devastador: el fuego. Las altas temperaturas, la sequía propia de estos meses y, lamentablemente, la mano del hombre, se conjugan para crear un escenario propicio para la propagación de las llamas.

Si bien el reporte de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) del 4 al 10 de abril señalaba a Sinaloa, Zacatecas, Jalisco, Nayarit y Campeche como las entidades más afectadas, concentrando el 76% de las 22,769.14 hectáreas quemadas en 264 incendios, la situación, como un monstruo voraz, ha evolucionado. Al día de hoy, 16 de abril, la cifra asciende a 124 incendios activos que abarcan una superficie de 48,000 hectáreas, una extensión considerablemente mayor que nos obliga a redoblar esfuerzos.

Imaginen el titánico trabajo de las más de 5,400 personas que luchan incansablemente en el frente de batalla contra las llamas. Bomberos, brigadistas, personal de protección civil y voluntarios arriesgan sus vidas para proteger nuestro patrimonio natural. Aunque se informa que el fuego está controlado en cada uno de los focos activos, la amenaza persiste. La vigilancia constante y la prevención son cruciales para evitar que la situación se desborde.

El Estado de México y Puebla, históricamente vulnerables durante estos meses, se encuentran nuevamente en la línea de fuego. Las zonas boscosas y semiáridas de estas entidades, ya de por sí frágiles, sufren el embate de las llamas, poniendo en riesgo la flora, la fauna y la salud de las comunidades aledañas.

Es fundamental comprender que detrás de esta tragedia ambiental, en muchos casos, se encuentra la mano del hombre. Las quemas agrícolas mal controladas, las fogatas descuidadas, la basura que, cual lupa, concentra los rayos del sol, e incluso los cigarrillos mal apagados, se convierten en detonantes de estos desastres. A estos factores se suman, lamentablemente, los conflictos sociales y disputas por tierras que desembocan en incendios intencionales, un acto de sabotaje contra la naturaleza y la sociedad.

¿Qué podemos hacer ante esta realidad? La respuesta es clara: la prevención es tarea de todos. Informarnos, ser responsables con nuestras acciones y fomentar una cultura de respeto hacia el medio ambiente son pasos esenciales. No podemos ser indiferentes ante la pérdida de nuestros bosques y selvas, pulmones del planeta y hogar de una invaluable biodiversidad. Debemos actuar con responsabilidad y compromiso para proteger nuestro patrimonio natural para las generaciones futuras. La lucha contra los incendios forestales no es solo una tarea de las autoridades, es una responsabilidad compartida.

Fuente: El Heraldo de México