La densa capa de ceniza que cubrió el cielo poblano esta tarde nos recuerda la ferocidad con la que el incendio forestal de Libres continúa azotando nuestro estado. Las impactantes imágenes que nos llegan desde la zona de Las Ánimas, con un ambiente espectral y un persistente olor a quemado, son testimonio de la magnitud de este desastre natural y de la angustia que se vive entre los habitantes. Imaginen alzar la vista y encontrarse con un cielo gris, plomizo, que oprime el pecho y dificulta la respiración. Ese es el escenario que enfrentan hoy cientos de familias poblanas, quienes observan con impotencia cómo la naturaleza desata su furia.

El Centro Estatal de Manejo del Fuego del Gobierno de Puebla ha confirmado que las fuertes ráfagas de viento están alimentando las llamas, propagando el incendio con una velocidad alarmante y dificultando las labores de control. A pesar de este panorama desalentador, un ejército de 90 valientes brigadistas forestales continúa luchando incansablemente contra el fuego, tanto por tierra como por aire, en una batalla que parece no tener fin. Hombres y mujeres arriesgan sus vidas en el frente de batalla, enfrentándose a las llamas y al humo con la única arma de su coraje y determinación.

Entre los héroes que combaten este incendio se encuentran los integrantes de las brigadas Coyote 3 y 5, verdaderos especialistas en el manejo del fuego, apoyados por la Secretaría de la Defensa Nacional, la Comisión Nacional Forestal, la Coordinación Estatal de Protección Civil, la Policía Forestal, corporaciones municipales, brigadas locales y un grupo de voluntarios que, movidos por la solidaridad, se han sumado a esta cruzada. Su esfuerzo conjunto es un ejemplo de unidad y compromiso frente a la adversidad.

Desde el aire, el helicóptero se ha convertido en una pieza fundamental en esta lucha contra el fuego. Con 50 descargas de agua, ha logrado refrescar las zonas más críticas y abrir paso a las brigadas terrestres. Cada descarga representa una esperanza, un aliento para quienes trabajan sin descanso para contener las llamas. Imaginen la precisión y la destreza necesarias para maniobrar una aeronave en medio del humo y las turbulencias, con el único objetivo de proteger nuestros bosques y a nuestra gente.

Las autoridades mantienen un monitoreo constante de la situación y trabajan arduamente para mitigar los efectos de este desastre. Sin embargo, las condiciones climáticas siguen siendo adversas y representan un desafío para los combatientes. La sequía y los fuertes vientos son un cóctel peligroso que alimenta el fuego y dificulta su control. En estos momentos de incertidumbre, es fundamental la colaboración de todos. Mantengámonos informados a través de los canales oficiales, sigamos las recomendaciones de las autoridades y mostremos nuestra solidaridad con los afectados y con quienes luchan en la primera línea de fuego.