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16 de abril de 2025 a las 07:00
¡Impacto aéreo en Teotihuacán!
La majestuosa silueta de las pirámides de Teotihuacán, recortada contra el cielo del amanecer, ha sido por años un escenario de ensueño para quienes buscan una experiencia inolvidable a bordo de un globo aerostático. Sin embargo, la reciente colisión de uno de estos aparatos contra un árbol, aunque sin consecuencias graves para los pasajeros, vuelve a encender las alarmas sobre la seguridad en estas actividades. Este incidente, ocurrido el 15 de abril, se suma a una preocupante lista de accidentes que han empañado la imagen de los vuelos en globo en la zona arqueológica. Si bien en esta ocasión la rápida reacción de los presentes evitó una tragedia, el video que circula en redes sociales muestra la fragilidad de estos aparatos ante condiciones adversas o, como sugieren algunos testigos, la posible impericia del piloto.
Más allá de la anécdota, este evento nos obliga a reflexionar sobre la necesidad de una regulación más estricta y una supervisión constante de las empresas que operan estos vuelos. ¿Basta con la belleza del paisaje para justificar el riesgo? La respuesta, evidentemente, es no. La vida de los pasajeros y la preservación del entorno – recordemos el incidente del globo que derribó parte de una antena de comunicación el 11 de abril de 2025 – deben ser prioridad.
No podemos olvidar la tragedia del 1 de abril de 2023, cuando un globo se incendió y desplomó, cobrando la vida de dos personas y dejando a una niña con graves heridas. Este caso, aún fresco en la memoria colectiva, puso al descubierto irregularidades que van desde la falta de permisos hasta el uso de equipo no certificado. ¿Cuántas vidas más deben perderse para que se implementen medidas contundentes?
La comparación con el aterrizaje de emergencia del 2 de enero de 2023, tras un conato de incendio, o el choque contra un árbol en noviembre de 2021 que dejó nueve heridos, revela un patrón preocupante. No se trata de casos aislados, sino de una tendencia que exige una respuesta inmediata por parte de las autoridades.
Es imperativo que se implementen protocolos de seguridad más rigurosos, que incluyan la verificación exhaustiva de las aeronaves, la capacitación continua de los pilotos y la supervisión constante de las condiciones climáticas. No podemos permitir que la emoción de un vuelo en globo se convierta en una ruleta rusa. La belleza de Teotihuacán merece ser admirada desde las alturas, pero no a costa de la seguridad de quienes la visitan.
Además de las regulaciones gubernamentales, es fundamental que las empresas operadoras asuman su responsabilidad. La transparencia es clave: publicar información sobre sus certificaciones, historial de seguridad y protocolos de emergencia generará confianza en los usuarios. La capacitación en situaciones de emergencia no debe ser una opción, sino una obligación. Y, por supuesto, se debe erradicar la operación de empresas irregulares que ponen en riesgo la vida de las personas con tal de obtener un beneficio económico.
Finalmente, como consumidores, también tenemos un papel importante que desempeñar. Informarnos sobre la empresa con la que vamos a volar, exigir ver sus permisos y certificaciones, y asegurarnos de que el piloto cuente con la experiencia necesaria son medidas que pueden marcar la diferencia. La seguridad no es negociable, y la belleza de Teotihuacán debe disfrutarse con la tranquilidad de saber que estamos en buenas manos.
Fuente: El Heraldo de México