La angustia crece en San Juan del Río, Querétaro. Tres jóvenes, llenos de vida y con la ilusión de un fin de semana en las playas de Mazatlán, se han desvanecido sin dejar rastro. José Isaías García Rosey, de 23 años, junto a los hermanos Santiago y Enrique Sánchez Rodríguez, de 18 y 28 años respectivamente, emprendieron su viaje el jueves pasado, un viaje que se ha convertido en una pesadilla para sus familias. Imaginen la escena: la camioneta cargada con la emoción de las vacaciones, la música sonando, las risas compartidas, la promesa de días de sol y mar. Esas imágenes, capturadas en fotografías que compartieron en redes sociales, ahora contrastan cruelmente con la incertidumbre y el dolor que embarga a sus seres queridos.

Durante su estancia en Mazatlán, todo parecía transcurrir con normalidad. Las fotos en redes sociales mostraban a los jóvenes disfrutando del sol, la playa y la compañía mutua. Una postal de felicidad que se quebró abruptamente el lunes 7 de abril. Ese día, alrededor de las 7 de la tarde, se comunicaron con sus familias para avisar que ya estaban de regreso a Querétaro. Una llamada que se convertiría en la última señal de vida que tendrían de ellos. Poco después, al tomar la desviación hacia La Concordia, el silencio se apoderó de la situación. Las llamadas ya no fueron contestadas y la ubicación en tiempo real, compartida por uno de los jóvenes con su pareja, se esfumó como si se la hubiera tragado la tierra.

El testimonio de Juan Carlos Rosey Vargas, tío de José Isaías, refleja la desesperación de la familia: “Mi hermana, que es madre de Isaías, tuvo su última comunicación el día lunes a las 8 cuando él hacía manifestación de que ya venía de regreso”. Imaginen la angustia de esa madre, esperando el regreso de su hijo, un regreso que nunca llegó. La espera se transformó en preocupación y la preocupación en un miedo atroz que se ha extendido a toda la comunidad.

Ante la falta de noticias, la familia no se quedó de brazos cruzados. El martes 8 de abril, tras confirmar que ninguno de los jóvenes había llegado a casa, presentaron una denuncia ante la Fiscalía General del Estado de Querétaro. Además, solicitaron la colaboración de las autoridades de Sinaloa para ampliar la búsqueda en ese estado. Una carrera contra el tiempo ha comenzado, una lucha desesperada por encontrar a estos tres jóvenes y traerlos de vuelta a casa.

Las redes sociales, que antes mostraban la alegría de las vacaciones, se han convertido ahora en un clamor colectivo. Amigos y familiares han iniciado una campaña de difusión, compartiendo fotos y datos de los desaparecidos, con la esperanza de que alguien, en algún lugar, pueda aportar información que ayude a dar con su paradero. Cada like, cada comentario, cada compartición es una muestra de solidaridad, una luz de esperanza en medio de la oscuridad.

La pregunta que todos se hacen es: ¿Qué pasó con José Isaías, Santiago y Enrique? La incertidumbre es un peso insoportable para sus familias, quienes se aferran a la esperanza de encontrarlos con vida. Mientras tanto, la búsqueda continúa, impulsada por el amor y la solidaridad de una comunidad que se niega a perder la fe. La sociedad entera espera con ansias noticias que traigan alivio y permitan el reencuentro de estos jóvenes con sus seres queridos. Cada minuto cuenta, cada pista es vital. La esperanza se mantiene viva en San Juan del Río, esperando el regreso de sus hijos.