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16 de abril de 2025 a las 22:25

Científica: ¿Asesina en juego sexual?

La sombra de la perversidad se cierne sobre el caso de Luciana Bustos, la científica acusada de asesinar a su amigo Marcelo Amarfil. Un nuevo capítulo se escribe en esta turbia historia con la revelación del perfil psicológico de la acusada, un informe que la describe como una personalidad compleja y potencialmente peligrosa. Los resultados de las seis pruebas psicológicas a las que fue sometida, tras su detención y durante el juicio, pintan un cuadro inquietante. Lejos de la imagen de frialdad y distanciamiento que se podría esperar de una "mente criminal", los expertos hablan de una persona capaz de mimetizarse con su entorno, de aparentar normalidad y empatía, ocultando una naturaleza insensible y manipuladora.

Este diagnóstico de "psicópata integrada socialmente", con "riesgos perversos", lanza una nueva luz sobre los hechos ocurridos en el interior del vehículo de Amarfil, profesor de educación física y dueño de un gimnasio, lugar donde la amistad entre ambos se forjó. ¿Cómo una persona aparentemente normal puede llegar a cometer un acto tan violento? ¿Qué mecanismos psicológicos se esconden tras esta máscara de normalidad? Estas son las preguntas que resuenan con fuerza en la opinión pública, alimentando la incertidumbre y el debate.

La declaración de Bustos como lesbiana añade otra capa de complejidad al caso. Si bien su orientación sexual no debería ser relevante en la determinación de su culpabilidad o inocencia, la defensa ha intentado utilizarla como argumento, sugiriendo que Bustos fue víctima de abuso por parte de Amarfil y que actuó en defensa propia. Esta versión contrasta radicalmente con la inicial, en la que Bustos informó a la hermana de la víctima que este se había suicidado. La discrepancia entre ambos relatos levanta serias dudas sobre la credibilidad de la acusada y fortalece las sospechas de la querella, representada por el abogado Carlos Fleury.

Los psicólogos, aunque cautelosos en sus afirmaciones, admiten que Bustos "es proclive a este tipo de conductas", si bien aclaran que se trata de una evaluación de potencialidad y no una afirmación categórica. La confirmación de que Bustos está conectada con la realidad y comprende la criminalidad del acto refuerza la idea de un acto premeditado, una tesis que la defensa lucha por desmontar.

La pericia psicológica se convierte así en una pieza clave de este complejo rompecabezas judicial. Su interpretación, sin duda, será objeto de un intenso debate entre las partes, mientras la sociedad se pregunta cómo una persona aparentemente integrada en la comunidad puede albergar una "mente perversa", capaz de ocultar sus verdaderos impulsos bajo una fachada de normalidad. El caso de Luciana Bustos nos confronta con la fragilidad de las apariencias y la dificultad de desentrañar las motivaciones que se esconden en lo más profundo de la psique humana. El juicio continúa, y con él, la búsqueda de la verdad en medio de un mar de incertidumbre y conjeturas.

Fuente: El Heraldo de México