16 de abril de 2025 a las 23:15
Bebé calamar gigante: ¡fotos inéditas!
Las profundidades del Océano Antártico, un reino de misterio y maravillas, han vuelto a revelar sus secretos. En una hazaña sin precedentes, un equipo de científicos a bordo del Falkor Too ha logrado capturar en video, por primera vez en la historia, un calamar colosal juvenil en su hábitat natural. Imaginen la escena: a 600 metros bajo la superficie, en la inmensidad oscura del Atlántico Sur, una criatura casi transparente de 30 centímetros de largo, un bebé de calamar colosal ( Mesonychoteuthis hamiltoni), flota serenamente, ajeno a la lente que lo observa y al hito científico que se está escribiendo a su costa. Es un encuentro conmovedor, un recordatorio de lo poco que conocemos del mundo que nos rodea y de la inmensa biodiversidad que aún permanece oculta en las profundidades oceánicas.
Este avistamiento, ocurrido cerca de las Islas Sandwich del Sur, es el resultado de una expedición de 35 días liderada por el Instituto Oceánico Schmidt en colaboración con otras instituciones científicas de renombre internacional. La búsqueda de nueva vida marina ha dado sus frutos, no solo con el calamar colosal, sino también con la primera filmación del calamar cristal glacial (Galiteuthis glacialis) en su entorno natural, durante una expedición previa del Falkor en el mar de Bellingshausen. Dos joyas biológicas reveladas en apenas unos meses, un testimonio del potencial de la exploración científica y de la riqueza de los ecosistemas antárticos.
La Dra. Kat Bolstad, de la Universidad Tecnológica de Auckland, expresa la emoción de la comunidad científica: "Es conmovedor pensar que estos jóvenes calamares no tienen ni idea de la existencia humana". Durante décadas, el conocimiento sobre el calamar colosal se ha limitado a los restos encontrados en los estómagos de sus depredadores, principalmente ballenas y aves marinas. Ahora, gracias a la tecnología y a la perseverancia de los investigadores, podemos observarlos vivos, en su hogar, y empezar a desentrañar los misterios de su ciclo de vida.
Se estima que los calamares colosales adultos pueden alcanzar los siete metros de longitud y pesar hasta 500 kilogramos, convirtiéndose en los invertebrados más pesados del planeta. A medida que crecen, pierden la transparencia característica de su juventud, pero su vida en las profundidades sigue siendo un enigma. Las imágenes de adultos moribundos capturadas por pescadores son un pálido reflejo de la majestuosidad de estos gigantes marinos en su plenitud.
La identificación de ambas especies de calamar, tanto el colosal como el cristal glacial, ha sido posible gracias a la colaboración de expertos internacionales como el Dr. Aaron Evans, quien ha destacado la presencia de ganchos en los brazos del calamar colosal como una característica distintiva. A pesar de sus diferencias, ambas especies comparten la belleza etérea de sus cuerpos transparentes y la letal eficiencia de los ganchos en sus tentáculos, adaptaciones perfectas para la supervivencia en las profundidades.
El Dr. Thom Linley, experto en aguas profundas del Museo de Nueva Zelanda, fue el primero en avistar al Galiteuthis glacialis en la grabación, mientras observaba desde la sala de control de la misión del Falkor. La imagen del calamar cristal con sus brazos relajados sobre la cabeza, en una pose que recuerda a una cacatúa, es una muestra más de la fascinante diversidad de comportamientos que se esconden en las profundidades del océano.
La Dra. Jyotika Virmani, directora ejecutiva del Instituto Oceánico Schmidt, resume la importancia de estos descubrimientos: "El primer avistamiento de dos calamares diferentes en expediciones consecutivas es extraordinario y demuestra lo poco que hemos visto de los magníficos habitantes del Océano Antártico". Estas imágenes de alta resolución no solo nos permiten admirar la belleza de estas criaturas, sino que también proporcionan valiosa información para la investigación científica y la conservación de estos ecosistemas únicos y frágiles. El océano Antártico, un tesoro de biodiversidad aún por descubrir, nos invita a seguir explorando, a seguir aprendiendo y a proteger las maravillas que se esconden en sus profundidades.
Fuente: El Heraldo de México