El eco de la partida de Daniel Bisogno sigue resonando en los pasillos de la televisión mexicana, y no solo por la tristeza de su ausencia, sino también por las olas que su fallecimiento ha generado en el mundo del espectáculo. La polémica, como una sombra alargada, se cierne sobre su familia, en particular sobre su hermano, Alex B. La versión de Martha Figueroa, siempre incisiva y directa, ha añadido leña al fuego. Su afirmación sobre el supuesto rechazo de Alex B en el programa "HOY" ha desatado un nuevo capítulo en esta historia llena de dimes y diretes.

Figueroa, con esa seguridad que la caracteriza, desmintió categóricamente la incorporación de Alex B al matutino. No se anduvo con rodeos, mirando directamente a la cámara, como retando a la incredulidad, desmontó la idea de que Alex B formaría parte del elenco de "HOY". Sus palabras, contundentes, dejaron claro que si bien Alex B mostró interés y se acercó a la productora Andrea Rodríguez, la decisión final no dependía únicamente de ella. "Se tiene que pedir una serie de autorizaciones arriba", sentenció Figueroa, revelando los entresijos de las decisiones en la televisión y la complejidad de la maquinaria que se mueve tras bambalinas.

Este nuevo episodio se suma a la ya tensa situación familiar que se vive tras la muerte de Daniel. Las discrepancias entre Alex B y la exesposa de Daniel, Cristina Riva Palacio, en cuanto al destino de las cenizas y la administración de la herencia, han creado una atmósfera cargada de tensión. El hecho de que Daniel no dejara testamento ha complicado aún más las cosas, abriendo la puerta a especulaciones e interpretaciones. Alex B, por su parte, ha expresado públicamente su malestar, mientras que Pati Chapoy, con su habitual franqueza, ha criticado las declaraciones de Alex B, instándolo a trabajar y recordando que la herencia está destinada a la hija de Daniel.

En medio de este torbellino de declaraciones cruzadas y versiones contradictorias, la verdad se difumina. La ausencia de un pronunciamiento oficial por parte de Alex B o de la televisora solo alimenta la incertidumbre. El público, ávido de información, sigue con atención cada detalle, cada rumor, cada nueva declaración. La historia de la familia Bisogno, lejos de encontrar un cierre, se convierte en un culebrón mediático que mantiene a todos en vilo. ¿Cuál será el próximo capítulo? ¿Se aclararán las dudas? ¿Se impondrá la verdad? El tiempo, como siempre, tendrá la última palabra. Mientras tanto, la especulación y el debate continúan, alimentando el morbo y la curiosidad de una audiencia cautiva. El legado de Daniel Bisogno, más allá de su brillante trayectoria en la televisión, parece estar marcado por la controversia y el drama familiar.