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16 de abril de 2025 a las 19:20

Abuelo amenaza con cuchillo por propina

La inseguridad en México se manifiesta de formas cada vez más alarmantes, permeando incluso los actos cotidianos como ir al supermercado. El reciente incidente en San Andrés Cholula, Puebla, donde un "viene viene" amenazó con un cuchillo a clientes por no recibir propina, es un reflejo de la normalización de la violencia y la precariedad que viven muchos mexicanos. Este hecho, capturado en video y difundido en redes sociales, nos obliga a reflexionar sobre la fragilidad de la seguridad ciudadana y la desesperación que puede llevar a alguien a tomar medidas tan extremas. No se trata simplemente de un caso aislado de un individuo agresivo, sino un síntoma de un problema más profundo. ¿Qué lleva a una persona de la tercera edad, que debería encontrar apoyo y seguridad en su comunidad, a recurrir a la intimidación y la violencia para obtener unos cuantos pesos?

La imagen del "viene viene" empuñando un cuchillo contrasta dramáticamente con la aparente tranquilidad de un supermercado en una zona como Camino Real. Este contraste pone de manifiesto la profunda desigualdad que impera en nuestra sociedad, donde la línea que separa la necesidad de la violencia se vuelve peligrosamente delgada. Si bien la ayuda que ofrecen estos "viene viene" puede ser útil para algunos clientes, la falta de regulación y la precariedad en la que operan los convierte en un grupo vulnerable, tanto para ellos mismos como para los ciudadanos. ¿Qué mecanismos de apoyo social existen para estas personas? ¿Qué alternativas se les ofrecen para ganarse la vida dignamente? Estas son preguntas que debemos hacernos como sociedad.

La respuesta de las autoridades, que ya investigan el incidente, es un primer paso, pero no suficiente. Es fundamental abordar las causas raíz de esta problemática. No podemos simplemente esperar a que ocurra la siguiente agresión para reaccionar. Necesitamos implementar estrategias de prevención que incluyan la generación de empleos dignos, el fortalecimiento de la seguridad social y la promoción de una cultura de paz.

Este caso, lamentablemente, se suma a la larga lista de incidentes violentos que azotan a nuestro país. Las cifras de homicidios en México, con más de 26,715 personas asesinadas en 2024, son un crudo recordatorio de la grave crisis de seguridad que enfrentamos. Si bien se habla de un "ligero" aumento en comparación con 2023, la realidad es que la violencia se ha enquistado en nuestro tejido social. La meseta de homicidios que se ha mantenido desde 2018 es una señal de alarma que no podemos ignorar. Necesitamos un cambio profundo, un compromiso real de todos los sectores de la sociedad para construir un México más seguro y justo. No podemos permitir que la violencia se convierta en la norma, que el miedo nos paralice. Debemos exigir a nuestras autoridades acciones concretas y eficaces, y al mismo tiempo, reflexionar sobre nuestro propio rol en la construcción de una sociedad más pacífica. La indignación que sentimos ante este tipo de incidentes debe transformarse en un motor de cambio, en una exigencia colectiva por un futuro donde la vida y la dignidad de todas las personas sean respetadas.

Fuente: El Heraldo de México