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15 de abril de 2025 a las 20:40

Sheinbaum defiende escuelas libres de chatarra

La escena se repite en cada rincón del país: una lonchera llena de tentaciones azucaradas, un recreo que antaño era sinónimo de golosinas, ahora se convierte en un campo de batalla entre el deseo infantil y la nueva realidad de las escuelas libres de dulces. La voz de los niños, clara y directa, cuestiona la ausencia de esos pequeños placeres que, para muchos, eran parte integral de la experiencia escolar. La pregunta, "¿Por qué quitaste los dulces de las escuelas?", resuena con la inocencia de quien no comprende del todo las implicaciones de una decisión que busca proteger su salud a largo plazo.

Y es que la problemática de la obesidad infantil, un gigante que acecha la salud de las futuras generaciones, ha obligado a tomar medidas drásticas. México, lamentablemente, ostenta el primer lugar en este preocupante ranking mundial. La diabetes, esa sombra silenciosa que acompaña a la obesidad, también extiende sus tentáculos sobre la población mexicana, pintando un panorama que exige acciones inmediatas.

La presidenta Claudia Sheinbaum, ante el clamor infantil, ha enfatizado la responsabilidad del gobierno en la tarea de informar. No se trata de una prohibición arbitraria, sino de una estrategia integral que busca educar sobre los hábitos alimenticios saludables. "Informar, informar, informar", repite la mandataria, subrayando la importancia de concientizar a la población, especialmente a los más jóvenes, sobre las consecuencias del consumo excesivo de alimentos con alto contenido calórico y azúcares. Un dulce ocasional, claro está, no representa un peligro inminente, pero la ingesta constante de estos productos sí puede desencadenar un daño significativo a la salud.

La campaña "Vive Saludable, Vive Feliz" se erige como la punta de lanza en esta batalla contra la obesidad infantil. Su objetivo es claro: promover un estilo de vida que priorice la alimentación balanceada y la actividad física. Se trata de un cambio cultural que requiere la participación de todos los actores sociales: familias, escuelas, comunidades y, por supuesto, el gobierno.

El Atlas de riesgos para la nutrición de la niñez en México, publicado por Save the Children y el CEIDON, revela una realidad alarmante: los casos de obesidad infantil se han duplicado en los últimos 20 años entre niños de 5 a 11 años. Esta cifra, que salta a la vista como una señal de alarma, nos obliga a reflexionar sobre la importancia de abordar este problema desde diferentes frentes. La falta de una alimentación sana y equilibrada es, sin duda, uno de los principales detonantes, pero no el único. La violencia en el hogar, la falta de acceso al agua potable, la interrupción de la lactancia materna, el cambio climático y las alteraciones en la producción de alimentos también juegan un papel crucial en este complejo escenario.

La tarea es titánica, pero no imposible. La educación, la información y la concientización son las armas más poderosas en esta lucha contra la obesidad infantil. Es necesario empoderar a las familias con las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas sobre la alimentación de sus hijos. Es fundamental promover entornos escolares que fomenten hábitos saludables y que ofrezcan alternativas nutritivas a las golosinas. Es imprescindible construir un futuro donde la salud de las nuevas generaciones sea una prioridad ineludible. El camino es largo, pero cada paso que damos en la dirección correcta nos acerca a un México más sano y feliz.

Fuente: El Heraldo de México