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15 de abril de 2025 a las 23:45

Protege Chichén Itzá: No Subas a la Pirámide

La majestuosa pirámide de Kukulcán, en el corazón de Chichén Itzá, vuelve a ser noticia, no por un nuevo descubrimiento arqueológico, sino por las medidas implementadas para protegerla del ímpetu, a veces imprudente, de algunos visitantes. El INAH, guardián de nuestro patrimonio, ha ampliado el perímetro de seguridad alrededor de El Castillo, alejando los delimitadores hasta nueve metros en sus flancos este y oeste, los puntos más vulnerables a las incursiones espontáneas. Imaginen la escena: miles de turistas de todo el mundo, maravillados ante la imponente estructura, bajo el sol implacable de Yucatán. La emoción, la fascinación, a veces nublan el juicio, y algunos se ven tentados a desafiar las reglas, a escalar los peldaños prohibidos, buscando una foto única, una anécdota para el recuerdo.

Esta ampliación del perímetro, según la delegada del INAH en Yucatán, Anna Goycoolea Artís, no es una ocurrencia improvisada, sino una respuesta estratégica a la necesidad de preservar este tesoro prehispánico. Los custodios, con una mejor perspectiva, podrán detectar a tiempo cualquier intento de escalada y actuar con prontitud. No se trata de coartar la experiencia del visitante, sino de garantizar la seguridad de la pirámide y de los propios turistas. Recordemos que las piedras, pulidas por el tiempo y los elementos, pueden ser traicioneras, y una caída desde esa altura podría tener consecuencias devastadoras.

La medida, implementada coincidiendo con el inicio de las vacaciones de Semana Santa, periodo en que la afluencia de visitantes se multiplica exponencialmente, será evaluada a lo largo del tiempo para determinar su eficacia. No es una solución definitiva, sino un paso más en la búsqueda del equilibrio entre la accesibilidad al patrimonio y su conservación.

Los nueve metros de distancia en los lados este y oeste de El Castillo no son arbitrarios. Estos son, precisamente, los puntos desde donde los "espontáneos" suelen intentar su ascenso, dada la proximidad a las escalinatas. En la cara norte, la distancia se ha fijado en seis metros, mientras que en el sur, donde el acceso es más complejo, se ha optado por una separación de dos metros. Cada decisión, cada metro añadido, es el resultado de un análisis minucioso, una muestra del compromiso del INAH por la salvaguarda de nuestro legado histórico.

El incidente protagonizado por un turista alemán durante el pasado equinoccio de primavera, escalando la pirámide a pesar de la prohibición expresa del INAH, reavivó el debate sobre la seguridad en Chichén Itzá. La reacción airada de los presentes, que intentaron agredir al infractor, evidencia la sensibilidad que despierta este tipo de acciones. No se trata solo de una norma, sino del respeto a un símbolo, a una historia compartida.

El INAH, con la ampliación del perímetro de seguridad, busca evitar que se repitan este tipo de situaciones, previniendo accidentes y actos de violencia. Es un llamado a la conciencia, una invitación a disfrutar de la magia de Chichén Itzá desde el respeto y la admiración, comprendiendo que la preservación de este patrimonio es responsabilidad de todos. La belleza de El Castillo, imponente y milenaria, merece ser contemplada, admirada, pero nunca profanada. La historia, grabada en cada piedra, nos habla de un pasado glorioso que debemos proteger para las generaciones futuras.

Fuente: El Heraldo de México