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15 de abril de 2025 a las 16:45

Prepárate: Llega La Niña Neutra con lluvias

La calma que precede a la tempestad. Así podríamos describir la atmósfera que se respira ante las predicciones de la Secretaría de Marina (Semar) para la temporada de huracanes 2025. La transición de La Niña a un estado Neutro, lejos de traer la tranquilidad que su nombre sugiere, abre las puertas a una temporada potencialmente explosiva en ambos litorales de México. Imaginen un océano Pacífico y un Atlántico como gigantes dormidos que, tras el suave arrullo de La Niña, despiertan con una energía renovada, listos para descargar su furia. Este cambio, aparentemente sutil, en las temperaturas de la superficie del mar, es la chispa que enciende la mecha de una temporada de huracanes que se prevé intensa y, sobre todo, impredecible.

No se trata solo de un aumento en el número de ciclones tropicales, que de por sí ya es alarmante, con 19 pronosticados para el Pacífico y 17 para el Atlántico. Lo que realmente preocupa a los expertos es la posibilidad de que estos fenómenos meteorológicos se acerquen más a las costas, incrementando el riesgo de impactos directos. Pensemos en las consecuencias: vientos devastadores capaces de arrasar con todo a su paso, lluvias torrenciales que provocan inundaciones catastróficas y marejadas que engullen playas y amenazan a las poblaciones costeras. El panorama, sin duda, invita a la reflexión y a la acción.

La ausencia de una influencia clara, ya sea del enfriamiento de La Niña o del calentamiento de El Niño, genera una especie de vacío climático que la naturaleza, en su imprevisible sabiduría, tiende a llenar con una mayor actividad ciclónica. En el Pacífico, el aumento de la temperatura superficial del mar actúa como un combustible para la formación de huracanes, mientras que en el Atlántico, la combinación de aguas cálidas, una menor cizalladura del viento –ese freno natural a la formación de tormentas– y una atmósfera más inestable, crea un cóctel explosivo que podría generar un número considerable de sistemas tropicales con trayectoria hacia nuestras costas.

La Semar, consciente de la magnitud del desafío, ha hecho un llamado a la vigilancia constante y a la preparación anticipada. No basta con estar informados, es necesario estar preparados. Las autoridades y las comunidades costeras deben fortalecer sus planes de prevención y respuesta ante desastres naturales. Cada familia, cada individuo, debe asumir su responsabilidad y tomar las medidas necesarias para protegerse. Desde la revisión de los planes de evacuación hasta el almacenamiento de provisiones, cada pequeño gesto puede marcar la diferencia entre la seguridad y el desastre.

Las predicciones de lluvia también pintan un panorama complejo. Mayo traerá consigo lluvias por encima de lo normal en el oriente, centro y sur del país, mientras que el noroeste sufrirá un déficit. Junio seguirá la misma tendencia, con lluvias abundantes en la mayor parte del territorio, excepto en el noreste y sureste. Julio, por su parte, ofrecerá un respiro a la Península de Yucatán con una disminución de las precipitaciones, mientras que el resto del país se mantendrá dentro de los valores promedio. Finalmente, de agosto a octubre, se esperan precipitaciones normales. Esta variabilidad en las precipitaciones, sumada a la amenaza de los ciclones tropicales, exige una planificación cuidadosa de las actividades agrícolas y una gestión eficiente de los recursos hídricos.

En definitiva, la temporada de huracanes 2025 se presenta como un desafío para todos. La información, la prevención y la solidaridad serán nuestras mejores armas para afrontar los embates de la naturaleza. No podemos controlar el clima, pero sí podemos controlar nuestra respuesta. Mantengámonos alerta, preparémonos y, sobre todo, trabajemos juntos para protegernos y proteger a nuestras comunidades.

Fuente: El Heraldo de México