
15 de abril de 2025 a las 20:20
Justicia para Selena y Sara: ¡Basta de violencia!
La sombra de la violencia se cierne sobre la comunidad trans en Colombia, dejando una estela de dolor e indignación. El brutal feminicidio de Sara Millerey González Borja en Bello ha conmocionado al país, pero la tragedia no termina ahí. Casi simultáneamente, otra mujer trans, Selena, de 34 años, fue víctima de un violento ataque en La Estrella, al sur del Valle de Aburrá. La coincidencia temporal de ambos sucesos ha encendido las alarmas y generado una ola de protestas en redes sociales, donde se exige justicia y protección para la población trans.
El caso de Selena, envuelto en una aparente trampa romántica, es escalofriante. Según testimonios recogidos en redes sociales, la joven recibió una invitación a través de una plataforma digital, una cita que prometía un encuentro amoroso. Confiada, Selena abordó un taxi por aplicación, dirigiéndose al punto de encuentro en el sur del área metropolitana. Sin embargo, al llegar, la esperaban la soledad y la emboscada. Un desconocido se le acercó, tejiendo una red de engaños y falsas promesas que la convencieron de acompañarlo. La confianza se convirtió en vulnerabilidad. Tras caminar varias cuadras, el agresor reveló su verdadera intención, atacándola con un cuchillo en una unidad residencial. La rápida intervención de transeúntes que presenciaron el ataque evitó un desenlace fatal. Selena, gravemente herida, fue trasladada a un hospital local donde, según reportes de Teleclic Colombia, se recupera de sus lesiones. La identidad del agresor y sus motivaciones permanecen en la sombra, mientras las autoridades investigan el caso.
La brutalidad del ataque a Selena resuena con el horror del feminicidio de Sara Millerey González Borja. La joven de 32 años fue víctima de una golpiza propinada por un grupo de hombres en Bello. La violencia extrema del ataque, que le fracturó las cuatro extremidades, la dejó a merced de sus agresores, quienes la arrojaron a una quebrada con la intención de ahogarla. Imágenes desgarradoras del incidente, grabadas por testigos que optaron por documentar la barbarie en lugar de intervenir, circularon en redes sociales, amplificando la indignación y el dolor. La pasividad de los presentes, quienes argumentaron haber sido amenazados, añade otra capa de horror a este crimen. A pesar de sus esfuerzos por salir del agua, Sara fue finalmente rescatada y llevada a un hospital, donde falleció a causa de la gravedad de sus heridas.
Estos dos casos, ocurridos con tan poca diferencia de tiempo, ponen de manifiesto la vulnerabilidad de la población trans en Colombia y la urgente necesidad de implementar medidas efectivas para garantizar su seguridad y proteger sus derechos. La impunidad no puede ser una opción. La justicia debe actuar con celeridad y contundencia para esclarecer estos crímenes y llevar a los responsables ante la ley. Más allá de la indignación y el clamor en redes sociales, se requiere un compromiso real por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto para erradicar la violencia de género y construir un país donde todas las personas, independientemente de su identidad de género, puedan vivir con dignidad y seguridad. La memoria de Sara y la lucha de Selena por su vida deben ser un llamado a la acción, un recordatorio de que la indiferencia es cómplice de la violencia.
La pregunta que resuena con fuerza es ¿cuántas Sara y Selena más tendrán que sufrir antes de que la sociedad colombiana reaccione con la contundencia que exige la situación? Es imperativo que la fiscalía investigue a fondo ambos casos, determinando si existe conexión entre ellos y si se trata de crímenes de odio motivados por la identidad de género de las víctimas. Asimismo, se debe brindar protección a la comunidad trans, creando espacios seguros y promoviendo políticas públicas que garanticen su integración social y el respeto a sus derechos. El silencio y la inacción son cómplices de la violencia. Es hora de alzar la voz y exigir un cambio real.
Fuente: El Heraldo de México