La sombra de la violencia se cierne nuevamente sobre el Estado de México, dejando tras de sí una estela de dolor e indignación. Dos hombres, Bryan Miguel “N” e Ismael “N”, ya tras las rejas por otro delito, ahora enfrentan acusaciones aún más graves: el presunto feminicidio de una joven de tan solo 28 años en Tlalnepantla. Un escalofrío recorre la espina dorsal al conocer los detalles del caso. El pasado 19 de marzo, la víctima se encontraba en la aparente seguridad de su hogar, en la colonia Tejabanes. Sin embargo, la tranquilidad se quebró con la llegada de su vecino, Bryan Miguel “N”, acompañado de Ismael “N”. Lo que debería haber sido una visita ordinaria se transformó en una pesadilla.

Según las investigaciones de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, la joven fue agredida físicamente y posteriormente asfixiada, un acto de brutalidad que nos deja sin aliento. Imaginen la escena: un hogar convertido en escenario de un crimen atroz, la vida de una joven truncada de la manera más violenta. Tras el horrendo acto, los presuntos responsables huyeron, dejando atrás un vacío imposible de llenar y una familia destrozada por el dolor.

La noticia, sin embargo, toma un giro aún más sombrío. La aprehensión de Bryan Miguel “N” e Ismael “N” no se produjo en una persecución frenética ni en un operativo policial de alto impacto. Estos individuos ya se encontraban recluidos en el penal de Barrientos, enfrentando un proceso judicial por otro delito. ¿Qué tipo de delito les llevó a estar tras las rejas previamente? ¿Es una muestra de la reincidencia delictiva que tanto aqueja a nuestra sociedad? Las preguntas se acumulan, generando una profunda inquietud.

Este caso nos obliga a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la persistencia de la violencia contra las mujeres. La joven de 28 años, cuyo nombre resguardamos por respeto a su memoria y a su familia, se convierte en un símbolo, en una dolorosa representación de las miles de mujeres que sufren violencia en nuestro país. Su historia nos interpela, nos exige alzar la voz y exigir justicia. No podemos permitir que la impunidad se convierta en la norma.

Las autoridades tienen la responsabilidad de esclarecer completamente este caso, de garantizar que se aplique todo el peso de la ley a los responsables y de brindar apoyo a la familia de la víctima. Pero la responsabilidad no recae únicamente en las instituciones. Como sociedad, tenemos el deber de construir un entorno seguro para las mujeres, de erradicar la cultura machista que alimenta la violencia y de exigir un cambio real. La memoria de la joven de Tlalnepantla debe ser un recordatorio constante de la lucha que debemos librar para construir un México más justo y seguro para todas las mujeres. No podemos permitir que su muerte sea en vano.

La Fiscalía continúa con las investigaciones para determinar si existen otros implicados en este feminicidio y para reconstruir con precisión los hechos que condujeron a la trágica muerte de la joven. Se espera que en los próximos días se den a conocer más detalles sobre el caso y que se avance en el proceso judicial contra Bryan Miguel “N” e Ismael “N”. La sociedad exige justicia y espera que este caso no quede impune, como tantos otros que lamentablemente ocurren en nuestro país. La lucha contra la violencia de género es una tarea de todos y cada uno de nosotros.