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15 de abril de 2025 a las 07:25

Justicia digital: Artemio Zúñiga contra la corrupción.

La desconfianza en las instituciones, un mal endémico que corroe los cimientos de nuestra sociedad, encuentra un posible antídoto en la propuesta radical de Artemio Zúñiga. En un contexto nacional donde la justicia a menudo parece un laberinto inaccesible para muchos, Zúñiga, candidato a magistrado del Tribunal de Disciplina Judicial, nos invita a imaginar una verdadera revolución. No se trata de un cambio cosmético, sino de una transformación profunda, una reingeniería del sistema que coloque el poder en manos de la ciudadanía. Por primera vez en la historia de México, tendremos la oportunidad de elegir directamente a quienes juzgarán a los jueces. Imaginen el impacto de esta decisión, la posibilidad de moldear un sistema judicial más transparente, más justo, más cercano a las necesidades de la gente.

La trayectoria de Zúñiga habla por sí sola. Formado en las aulas de la prestigiosa UNAM, con estudios de maestría y doctorado, y una vasta experiencia en juzgados de distrito, tribunales colegiados y el Consejo de la Judicatura, conoce de primera mano las complejidades y las deficiencias del sistema. Su decisión de renunciar a su cargo como juez para impulsar el cambio desde otra trinchera demuestra su compromiso y su convicción. No se trata de un político oportunista, sino de un profesional del derecho que ha dedicado su vida a la búsqueda de la justicia.

Su propuesta se articula en tres ejes fundamentales: revolución de la justicia, justicia digital y cero corrupción. Tres pilares que sostienen la promesa de un futuro donde la justicia sea un derecho accesible para todos, sin importar su origen, su condición social o su ubicación geográfica. ¿Por qué la justicia debe ser un privilegio y no un derecho universal? Zúñiga cuestiona la disparidad en los tiempos de respuesta de los juzgados, la falta de homologación en los procesos y la opacidad que a menudo envuelve los procedimientos judiciales. Su visión es clara: la justicia que se imparte en Sonora debe ser la misma que en Yucatán, la misma que en Chiapas o en Baja California. Una justicia uniforme, transparente y eficaz.

La digitalización, un elemento clave en la propuesta de Zúñiga, no es simplemente una modernización administrativa, sino una herramienta para democratizar el acceso a la justicia. Imaginen la posibilidad de consultar el estado de un proceso judicial desde la comodidad de su hogar, a través de una aplicación móvil. Imaginen la seguridad y la transparencia que ofrece el blockchain para la protección de expedientes. Imaginen la eficiencia de las videoconferencias para agilizar los trámites y reducir los costos. Zúñiga nos invita a dejar atrás la cultura del papel, la burocracia asfixiante y los trámites interminables, para abrazar las posibilidades que ofrece la tecnología.

Ante las dudas y los temores que genera la creación del Tribunal de Disciplina Judicial, Zúñiga ofrece una respuesta contundente: este nuevo órgano no será una herramienta de persecución, no será una nueva Santa Inquisición. Su objetivo es evaluar con legalidad, con respeto a los derechos humanos y al debido proceso. Un tribunal que garantice la independencia judicial y la rendición de cuentas.

En un panorama político a menudo dominado por el espectáculo y la frivolidad, Zúñiga nos invita a elevar el debate. No se trata de concursos de baile ni de recetas de cocina, se trata del futuro de la justicia en nuestro país. La ciudadanía merece propuestas serias, un diálogo profundo sobre los retos que enfrentamos y las soluciones que necesitamos. Zúñiga, con el número 38 en la boleta azul cielo, nos invita a participar activamente en este proceso histórico, a asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos y a construir juntos un México más justo. El último en la lista, pero con la convicción de que el último será el primero.

Fuente: El Heraldo de México