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15 de abril de 2025 a las 10:45

Gatos: ¿Inmortales? La ciencia revela su secreto.

Adéntrate en el fascinante mundo de los felinos, criaturas envueltas en un halo de misterio y admiración. Su legendaria agilidad y esa innata capacidad para caer "de pie" han alimentado mitos y creencias populares durante siglos. ¿Quién no ha escuchado alguna vez la historia de los gatos y sus siete vidas? Sin embargo, la ciencia nos revela una verdad diferente, una realidad que desmitifica esta creencia tan arraigada. A pesar de su asombroso equilibrio y rapidez, nuestros amigos felinos son vulnerables a las alturas, y las caídas, incluso desde distancias aparentemente cortas, pueden resultarles peligrosas.

El "síndrome del gato paracaidista", un término que describe el conjunto de lesiones derivadas de caídas desde altura, es una preocupante realidad en el mundo felino. Estas lesiones, en casos extremos, pueden tener consecuencias fatales. Lo curioso, y quizás lo más sorprendente, es que la gravedad de las heridas no siempre se correlaciona directamente con la altura de la caída. Estudios reveladores, como el realizado por la prestigiosa Asociación Americana de Medicina Veterinaria, arrojan luz sobre este fenómeno. En una muestra de 132 gatos atendidos por urgencias veterinarias en Nueva York, se observó un patrón intrigante: aquellos que habían caído desde alturas medias o bajas presentaban lesiones más graves que los que se habían precipitado desde pisos superiores.

Este hallazgo contraintuitivo se explica por la capacidad del gato para activar sus mecanismos de protección. En caídas cortas, el felino no tiene tiempo suficiente para reaccionar y adoptar la postura ideal para amortiguar el impacto. Es en alturas mayores, a partir del sexto piso, donde estos mecanismos entran en pleno funcionamiento. A diferencia de los humanos, cuya velocidad de caída aumenta progresivamente, los gatos alcanzan una velocidad terminal de aproximadamente 90 km/h, una velocidad que se alcanza alrededor del quinto piso. A partir de esa altura, la velocidad ya no aumenta, lo que limita el daño potencial del impacto.

Uno de los secretos de la supervivencia felina reside en su asombrosa capacidad para relajar sus extremidades justo antes de tocar el suelo. Esta relajación muscular, combinada con la ausencia de clavículas, les permite distribuir el impacto de forma más eficiente, minimizando el riesgo de fracturas óseas o musculares. Imaginen la flexibilidad que les otorga esta peculiaridad anatómica, una flexibilidad que les permite girar sus cuerpos en el aire y aterrizar con una precisión asombrosa.

Además, su oído interno, un sofisticado sistema de equilibrio, juega un papel crucial en este proceso. Este órgano detecta la velocidad de caída y envía señales al cerebro, permitiendo al gato ajustar su postura y prepararse para el impacto. Es una danza aérea de precisión, una combinación perfecta de instinto, física y adaptación evolutiva. Así, la próxima vez que veas a un gato en una ventana alta, recuerda que detrás de esa aparente serenidad se esconde una compleja maquinaria biológica diseñada para desafiar la gravedad. No son siete vidas, sino una extraordinaria capacidad de adaptación lo que les permite sobrevivir a las alturas.

Fuente: El Heraldo de México