
16 de abril de 2025 a las 01:15
El secreto de las marcas de lujo revelado
El velo de misterio que envuelve a la industria del lujo se descorre en TikTok. Videos virales, compartidos por usuarios chinos, afirman que detrás de la etiqueta "Hecho en Italia" o "Hecho en Francia" de prestigiosas marcas como Louis Vuitton, Hermès o Chanel, se esconde una realidad diferente: la manufactura china. Más del 80% de los bolsos de alta gama, según estos videos, nacerían en talleres chinos para luego ser enviados a Europa, donde recibirían los toques finales, el logotipo y el empaquetado, antes de ser lanzados al mercado con un precio exorbitante.
Esta revelación, que se propaga a la velocidad de la luz en la red social, pone en jaque la narrativa cuidadosamente construida por las marcas de lujo, una narrativa que asocia la exclusividad con la tradición artesanal europea. El usuario @wangsen9998, por ejemplo, insta a los consumidores a cuestionarse el verdadero valor de un bolso si la etiqueta dijera "Hecho en China". Su mensaje es un llamado a la reflexión: ¿estamos pagando por la calidad o por una imagen fabricada? Elogia la maestría de los artesanos chinos, cuya destreza queda oculta tras el brillo de las marcas occidentales, y anima a comprar directamente de las fábricas, evitando así el sobreprecio impuesto por la intermediación y el marketing.
La polémica se intensifica con otro video viral, protagonizado por un fabricante chino, que desvela el supuesto costo de producción de un bolso Birkin de Hermès. Mientras que el precio de venta puede alcanzar los 38,000 dólares, su fabricación en China costaría apenas 1,400 dólares. Esta abismal diferencia de precio pone de manifiesto la desproporción entre el costo real y el precio final, un margen que se justificaría, según las marcas, por la exclusividad, el diseño y la tradición.
Si bien algunas marcas, como Prada, Armani o Coach, admiten que parte de su producción se realiza en Asia, aseguran que se lleva a cabo bajo estrictos controles de calidad. Argumentan que la normativa europea permite etiquetar un producto como "Hecho en Italia" o "Hecho en Francia" si la "última transformación sustancial" ocurre en esos países, lo que legaliza la práctica de importar productos casi terminados de China para su acabado final.
Sin embargo, la ausencia de estudios independientes que corroboren estas cifras y la falta de transparencia en la industria del lujo alimentan la sospecha. La viralidad de estos videos coincide con las tensiones comerciales entre China, Estados Unidos y la Unión Europea, lo que sugiere una posible estrategia de los fabricantes chinos para desafiar la hegemonía de las marcas occidentales y promover sus propios productos.
Históricamente, la etiqueta "Hecho en China" ha sido sinónimo de baja calidad y falsificaciones. Ahora, al revelar su participación en la producción de artículos de lujo, China busca reivindicar la calidad de su manufactura y la habilidad de sus artesanos. Esta nueva narrativa busca posicionar a China no solo como la fábrica del mundo, sino como un competidor de peso en la industria del lujo.
La guerra comercial iniciada por Donald Trump ha puesto bajo la lupa las cadenas de suministro globales. Los consumidores, cada vez más conscientes del origen de los productos, se cuestionan la justificación de los altos precios en un contexto de costos crecientes. Las marcas de lujo se encuentran en una encrucijada: absorber los aranceles, trasladarlos al consumidor o relocalizar su producción. En este escenario, las revelaciones sobre la manufactura china de artículos de lujo cobran especial relevancia, expuestas las prácticas que las marcas prefieren mantener en la sombra.
Los fabricantes chinos, amplificando su voz a través de TikTok, buscan conectar directamente con el consumidor global, ofreciendo productos de similar calidad a un precio significativamente menor. Esta estrategia podría revolucionar la industria del lujo, obligando a las marcas a replantear sus modelos de negocio y a transparentar sus procesos de producción. La batalla por el lujo se libra ahora en el terreno digital, y China ha decidido jugar sus cartas.
Fuente: El Heraldo de México