La angustia se cierne sobre Cartagena. Una sombra de incertidumbre ha caído sobre la ciudad amurallada, mientras la búsqueda de Tatiana Hernández Díaz, una joven estudiante de medicina de 23 años, se intensifica con cada hora que pasa. El tic-tac del reloj se convierte en un martilleo constante en los corazones de sus familiares, quienes llegaron a la ciudad para disfrutar de la Semana Santa, transformando lo que prometían ser días de alegría y unión familiar en una pesadilla llena de desesperación.

El domingo 13 de abril, Tatiana se encontraba realizando su guardia en el Hospital de Bocagrande. El estrés, ese enemigo silencioso que acecha en los pasillos de los hospitales, parecía haberla alcanzado. Según el testimonio de una de sus compañeras, Tatiana manifestó sentirse agobiada, necesitada de un respiro, de escapar momentáneamente de la presión. Anunció que saldría a "tomar aire", a caminar por la Avenida Santander, una arteria vital que serpentea junto al mar Caribe. Una bocanada de aire fresco, una pausa en la vorágine, un intento de recuperar la calma… pero Tatiana nunca regresó.

La avenida Santander, testigo silencioso de su último recorrido conocido, se convierte ahora en un punto crucial de la investigación. ¿Alguien la vio? ¿Alguien recuerda haberla cruzado en su camino? Las autoridades, con la colaboración de la ciudadanía, escudriñan cada rincón, cada pista, cada detalle que pueda arrojar luz sobre el paradero de la joven. Las cámaras de seguridad, los testimonios de transeúntes, cualquier indicio, por pequeño que sea, se convierte en una pieza fundamental en este rompecabezas de angustia.

La familia de Tatiana, originaria de Bogotá, se aferra a la esperanza. La madre, Lucy Díaz, con la voz entrecortada por la angustia, ha lanzado un llamado a la solidaridad a través de los medios de comunicación. Sus palabras, cargadas de dolor e incertidumbre, resuenan en el aire como un grito desesperado que busca atravesar los muros de la indiferencia. La imagen de Tatiana compartiendo con su familia la mañana del domingo, antes de ser dejada cerca del hospital, contrasta cruelmente con la realidad actual: el vacío de su ausencia, el silencio que atormenta.

La Universidad Militar Nueva Granada, donde Tatiana cursa sus estudios de medicina, se ha unido a la búsqueda. Un comunicado oficial, emitido el lunes 14 de abril, expresa la solidaridad de la institución con la familia y hace un llamado a la colaboración ciudadana. La comunidad universitaria, conmovida por la desaparición de una de sus integrantes, se une a la cadena de oración y esperanza que se extiende por todo el país.

El celular de Tatiana, abandonado en el hospital, se ha convertido en una pieza clave de la investigación. La Fiscalía de Cartagena trabaja contrarreloj, analizando cada mensaje, cada llamada, cada registro digital que pueda ofrecer alguna pista sobre su paradero. La tecnología, en estos momentos de angustia, se convierte en una aliada indispensable en la búsqueda de la verdad.

La desaparición de Tatiana Hernández Díaz ha conmocionado a la sociedad colombiana. La incertidumbre, la angustia y la esperanza se entrelazan en una madeja de emociones que mantiene en vilo a todo un país. Mientras la búsqueda continúa, la pregunta sigue resonando en el aire: ¿Dónde está Tatiana?