Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Política

15 de abril de 2025 a las 09:40

¡Descubre la estafa eléctrica!

La maquinaria electoral, una vez puesta en marcha, es difícil de detener. Nos encontramos ante una encrucijada, un dilema que nos obliga a cuestionar el valor de nuestra participación en un proceso que, desde su concepción, parece estar viciado. Las irregularidades saltan a la vista, desde la opacidad en la selección de candidatos hasta la complejidad –casi laberíntica– del sistema de votación. Se nos presenta un escenario donde la voluntad popular, el pilar fundamental de cualquier democracia, parece estar relegada a un segundo plano. Ante esta realidad, ¿qué podemos hacer?

La abstención, el silencio ante la injusticia, podría interpretarse como una aceptación tácita de las irregularidades. Por otro lado, participar en un sistema que parece estar manipulado, ¿no sería legitimar la farsa? Es una pregunta compleja, sin una respuesta única. Cada ciudadano, con su conciencia como guía, debe encontrar su propio camino.

Más allá del voto, existen otras formas de participación, quizá más relevantes en este contexto. La observación activa del proceso, la denuncia de las irregularidades, la documentación exhaustiva de cada anomalía, son herramientas poderosas que tenemos a nuestro alcance. Informarnos a fondo sobre los candidatos, sus propuestas –si es que las hay–, sus trayectorias y sus vínculos con el poder, nos permitirá comprender mejor el entramado de intereses que se esconde tras la fachada de la democracia.

El análisis comparativo de los recursos destinados a este proceso electoral con los de elecciones anteriores revela una preocupante disparidad. Menos casillas, menos presupuesto, pero más cargos por elegir. Estos números, fríos pero contundentes, hablan por sí solos. Nos muestran un sistema que no busca la eficiencia ni la transparencia, sino todo lo contrario. Una maquinaria diseñada para generar confusión y desconfianza.

La complejidad del mapa electoral, diseñada con una intrincada geografía, dificulta la comprensión incluso para los expertos. Votar por jueces que no tendrán jurisdicción en nuestra región, un voto con diferente peso según la entidad federativa… Estos mecanismos rompen con el principio fundamental de igualdad en el voto, la esencia misma de la democracia.

Ante este panorama desalentador, algunos proponen estrategias para “colar” buenos perfiles en el sistema. Si bien estos esfuerzos son loables, su efectividad es cuestionable. No podemos caer en la ingenuidad, en la creencia de que podemos cambiar un sistema corrompido desde dentro, participando en sus propias reglas. La desilusión que inevitablemente seguiría a estas falsas esperanzas podría ser aún más dañina.

La verdadera batalla se libra en otro campo. La organización ciudadana, la defensa de nuestras instituciones, la exigencia de transparencia y rendición de cuentas, son las armas que debemos esgrimir. No se trata de una lucha a corto plazo, sino de una maratón que requiere constancia, perseverancia y, sobre todo, unidad. Debemos construir una red de vigilancia ciudadana, documentando cada irregularidad, denunciando cada abuso, para que en el futuro podamos reconstruir un sistema electoral verdaderamente democrático. El futuro de nuestro país depende de ello.

Fuente: El Heraldo de México