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15 de abril de 2025 a las 19:00

Descubre el homenaje a Pedro Infante en Mérida

Se cumplen 68 años de la trágica partida de Pedro Infante, un ícono que sigue vivo en el corazón de México. Su legado, forjado en la Época de Oro del cine mexicano, continúa resonando en cada canción, en cada película, en cada recuerdo que atesoramos. Más que un actor y cantante, Infante se convirtió en un símbolo de la identidad nacional, un reflejo del mexicano de a pie, con sus sueños, sus alegrías y sus penas.

Su inesperada muerte en Mérida, Yucatán, a la temprana edad de 39 años, dejó un vacío imposible de llenar. La ciudad, testigo silencioso de su último aliento, le rinde homenaje con un monumento erigido en el lugar exacto de la tragedia: la "Cuchilla de las cinco esquinas", un cruce de caminos que se transformó en un altar para el ídolo. La escultura, obra del maestro yucateco Humberto Peraza y Ojeda, captura la esencia del artista, su mirada franca, su porte gallardo, su innegable carisma. No es solo una estatua, es un punto de encuentro para quienes aún lo lloran, un espacio para recordar su voz inigualable y su talento excepcional.

¿Quién podría olvidar a Pepe "El Toro", el entrañable personaje que inmortalizó en "Nosotros los pobres" y "Ustedes los ricos"? Un hombre humilde, trabajador, luchador incansable por su familia. Infante no solo interpretó a Pepe, lo vivió, le dio alma y corazón, convirtiéndolo en un arquetipo del mexicano. Sus películas, verdaderas joyas del cine nacional, nos transportan a una época dorada, llena de romanticismo, comedia y drama. "Mexicanos al grito de guerra", "Los tres García", "Los tres huastecos", "Angelitos negros"… Cada título evoca una historia, una emoción, un pedazo de nuestra cultura.

Desde su natal Mazatlán, Sinaloa, donde aprendió el oficio de carpintero, hasta la vibrante Ciudad de México, donde conquistó el mundo del espectáculo, la vida de Pedro Infante fue una constante búsqueda de su pasión. Impulsado por el amor de su esposa, María Luisa León Rosas, se lanzó a la aventura de la música y la actuación, dejando una huella imborrable en la historia del arte mexicano.

A 68 años de su partida, Pedro Infante no es solo un recuerdo, es una presencia viva en la memoria colectiva. Su música sigue sonando en las fiestas, sus películas se transmiten de generación en generación, su imagen perdura en el imaginario popular. El "Ídolo de Guamúchil", como también se le conocía, trascendió las barreras del tiempo y se convirtió en una leyenda. Un ejemplo de perseverancia, talento y amor por su arte. Su legado es un tesoro que debemos cuidar y preservar, para que las futuras generaciones conozcan la grandeza de un artista que supo conquistar el corazón de todo un pueblo.

Fuente: El Heraldo de México