
15 de abril de 2025 a las 14:25
Crimen y brujería: el móvil del asesinato de Magalí
La sombra del crimen se cierne sobre Buenos Aires, dejando tras de sí el desgarrador eco de una vida arrebatada demasiado pronto. Magalí Levy, una joven madre judía, se convirtió en la víctima de una cruel trama tejida por una violenta banda criminal conocida como "Los Sampedranos". La falsa promesa de un empleo doméstico, personificada por Diana González bajo el alias de Emilse Alegre, se transformó en la puerta de entrada a una pesadilla. La confianza depositada en una aparente trabajadora se convirtió en el instrumento para violar la seguridad del hogar de Magalí y acceder a la caja fuerte que guardaba sus ahorros.
El horror se desencadenó con la llegada de los cómplices de González: Elcira Giménez González y su esposo, Sixto Amarilla. Las paredes del que fuera un santuario familiar se convirtieron en el escenario de una atrocidad. Magalí fue sometida a un calvario de torturas mientras los criminales llevaban a cabo un macabro ritual, presuntamente de protección, una muestra escalofriante de la oscuridad que guía sus acciones. Imaginen el terror que debió experimentar esta joven madre, atrapada en su propia casa, a merced de la brutalidad de estos individuos.
La huida de los asesinos hacia Paraguay, buscando la impunidad en las falsas promesas de un brujo que les aseguraba protección a cambio del sacrificio de un buey, no hizo más que añadir una capa de perversidad a este caso. La imagen de estos criminales comprando sogas, cintas y velas para su ritual, capturada por las cámaras de seguridad, nos hiela la sangre y nos confronta con la frialdad de sus corazones. ¿Qué clase de mentes pueden concebir semejante acto? ¿Cómo es posible que la superstición y la violencia se entrelacen de forma tan siniestra?
La investigación policial, como un rayo de luz en medio de la oscuridad, siguió el rastro de los criminales hasta una zona conocida por la actividad de bandas dedicadas al cultivo de marihuana. Allí, en la casa de la madre de dos de los implicados, se desenterró parte del botín: $4,000 de los $6,000 que se encontraban en la caja fuerte de Magalí. Una pequeña victoria en una batalla contra la impunidad, un recordatorio de que la justicia, aunque a veces lenta, sigue su curso.
Si bien Elcira Giménez González y Sixto Amarilla han sido capturados, la sombra de la justicia aún persigue a Diana González, la falsa empleada doméstica, y a otros dos cómplices que continúan prófugos. La comunidad judía de Buenos Aires, conmocionada por este crimen atroz, exige justicia y el esclarecimiento total de los hechos. La memoria de Magalí Levy, una vida truncada por la violencia y la avaricia, se convierte en un llamado a la reflexión sobre la seguridad, la confianza y la necesidad de combatir la criminalidad en todas sus formas. ¿Hasta cuándo seguiremos siendo testigos de estas tragedias? ¿Qué medidas debemos tomar como sociedad para proteger a los más vulnerables? La respuesta, sin duda, es compleja, pero la búsqueda de soluciones no puede esperar.
Fuente: El Heraldo de México