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15 de abril de 2025 a las 06:40

Ciudadanos de EEUU a cárceles de El Salvador: ¿La nueva propuesta de Trump?

La sombra de la polémica se cierne sobre la Oficina Oval tras la reunión entre Donald Trump y Nayib Bukele. Lo que comenzó como una discusión sobre la deportación errónea de Kilmar Abrego García, un residente de Maryland acusado de pertenecer a la MS-13, rápidamente escaló a una propuesta inquietante: el envío de ciudadanos estadounidenses a prisiones salvadoreñas. La imagen de Bukele ofreciendo con entusiasmo "espacio" en sus cárceles mientras funcionarios estadounidenses reían, contrasta fuertemente con la gravedad de las implicaciones legales y humanitarias que esta propuesta conlleva.

El caso de Abrego García, un hombre con esposa e hijos estadounidenses, deportado a pesar de la falta de pruebas contundentes sobre su afiliación a la MS-13, se convierte en el epicentro de este debate. Su encarcelamiento en el Cecot, la megacárcel salvadoreña, a pesar de la orden de la Corte Suprema para su liberación, ilustra la complejidad del problema. La negativa de Bukele a devolverlo, argumentando que fue deportado legalmente, añade otra capa de tensión a la situación.

La propuesta de Trump de enviar "criminales nacionales", calificados por él mismo como "monstruos", a El Salvador, no es nueva. Sin embargo, la abierta aceptación de Bukele y la aparente trivialización del tema por parte de los presentes generan profunda preocupación. ¿Se están considerando las implicaciones legales y éticas de enviar ciudadanos estadounidenses a un sistema penitenciario denunciado por organizaciones internacionales por violaciones a los derechos humanos?

La justificación de Trump, centrada en la protección de los ciudadanos estadounidenses de criminales violentos, choca con la realidad de un sistema legal que garantiza el debido proceso y prohíbe los castigos crueles e inusuales. Expertos legales advierten sobre la inconstitucionalidad de esta medida, mientras que organizaciones como Human Rights Watch han documentado las condiciones inhumanas en las cárceles salvadoreñas, incluyendo torturas, detenciones incomunicadas y violaciones al debido proceso. ¿Cómo se concilia la protección de la ciudadanía con la violación de los derechos fundamentales de estos mismos ciudadanos?

La frase de Bukele: "Señor presidente, tiene 350 millones de personas que liberar. Pero para liberar a 350 millones, hay que encarcelar a algunos", resuena con un inquietante pragmatismo que ignora los principios básicos del estado de derecho. ¿Se justifica el sacrificio de unos pocos por el supuesto bienestar de la mayoría? ¿A qué costo se construye la seguridad de una nación?

El debate trasciende la simple deportación de criminales. Plantea interrogantes fundamentales sobre la soberanía nacional, los derechos humanos y la cooperación internacional en la lucha contra el crimen. ¿Se puede externalizar la justicia? ¿Se pueden subcontratar las cárceles a países con historiales cuestionables en materia de derechos humanos? La reunión en la Oficina Oval, lejos de ofrecer soluciones, ha abierto una caja de Pandora llena de interrogantes preocupantes que exigen un análisis profundo y una respuesta contundente por parte de la sociedad civil y la comunidad internacional.

Fuente: El Heraldo de México