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15 de abril de 2025 a las 07:15

Celebra 35 años de esperanza con Casa de la Amistad.

Imaginen un mundo donde la esperanza florece incluso en las circunstancias más adversas. Un mundo donde la solidaridad se convierte en un escudo protector contra la enfermedad, donde la sonrisa de un niño es la victoria más grande. Ese mundo existe, y se llama Casa de la Amistad.

Desde hace 35 años, esta asociación ha sido un faro de luz para miles de niños y jóvenes con cáncer provenientes de familias de escasos recursos. No solo les ofrecen un techo y un plato de comida caliente, sino que les brindan un hogar lejos del hogar, un refugio donde la palabra "imposible" no tiene cabida.

El cáncer infantil es una realidad desgarradora, y la leucemia, la más común entre los pequeños, representa un desafío inmenso. En México, la tasa de supervivencia ronda el 52%, una cifra que nos recuerda la urgencia de actuar. Pero en Casa de la Amistad, la perspectiva es diferente. Aquí, se habla de vida, de esperanza, de la posibilidad real de curación. Con el tratamiento adecuado, el apoyo integral y el amor incondicional, la tasa de supervivencia se eleva hasta un 90%. Cada niño que toca la campana, que celebra el fin de su tratamiento, es un testimonio de la fuerza de la voluntad y la eficacia de la solidaridad.

La labor de Casa de la Amistad va más allá de lo médico. Acompañan a las familias en cada paso del camino, proporcionándoles apoyo psicológico, facilitando el acceso a la educación y cubriendo los costos de traslado. Entienden que la lucha contra el cáncer es una batalla que se libra en todos los frentes, y que la familia es el pilar fundamental para la recuperación.

Leopoldo Arana, director de la asociación, dejó atrás una exitosa carrera en el mundo financiero para dedicarse a esta noble causa. Su testimonio es conmovedor, un ejemplo de cómo la vocación de servicio puede transformar vidas. "Ver a un niño salir adelante, tocar la campana, tener un futuro… eso me da una satisfacción que no puedo describir", confiesa con la voz llena de emoción.

Actualmente, Casa de la Amistad atiende a 1200 niños, casi el 30% de los nuevos casos anuales de cáncer infantil en México. Su sueño es ambicioso pero alcanzable: que ningún niño se quede sin tratamiento, que todos tengan la oportunidad de luchar y ganar la batalla contra la enfermedad.

Para ser beneficiario de Casa de la Amistad, se requiere la referencia de un médico especialista del sector salud público y comprobar la situación de escasos recursos. Una vez dentro, los niños reciben atención integral durante cinco años, un periodo crucial para su recuperación.

La historia de Casa de la Amistad es una historia de esperanza, de resiliencia y de amor incondicional. Es la prueba de que, incluso en la oscuridad, la luz de la solidaridad puede iluminar el camino hacia un futuro mejor. Únete a esta causa, apoya a Casa de la Amistad y sé parte de la historia que salva vidas y construye un mundo más justo y humano.

Fuente: El Heraldo de México