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15 de abril de 2025 a las 17:25

Alto a los aranceles: jitomate mexicano en la mesa de negociación

La tensión comercial entre México y Estados Unidos vuelve a ser protagonista, esta vez con el jitomate en el centro del debate. Tras décadas de acuerdos y negociaciones, la posibilidad de una tarifa compensatoria del 20.91% sobre el tomate mexicano se cierne sobre la industria agrícola, amenazando con impactar tanto a productores como a consumidores. El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué Sacristán, ha confirmado que el gobierno mexicano entablará negociaciones con Estados Unidos en un plazo de 90 días para intentar evitar la imposición de esta medida, que, según sus palabras, no está relacionada con los recientes aranceles impuestos por la administración estadounidense.

Esta noticia genera incertidumbre en el sector agrícola mexicano, que se enfrenta a la posibilidad de ver encarecidos sus productos en el mercado estadounidense, principal destino de las exportaciones de jitomate. Berdegué Sacristán ha advertido que la medida afectaría directamente al bolsillo de los consumidores estadounidenses, quienes verían un aumento en el precio de productos básicos como ensaladas, salsas y otros alimentos que utilizan el tomate como ingrediente principal. La dependencia del mercado estadounidense del jitomate mexicano es innegable: el 90% de los tomates importados por Estados Unidos provienen de México, y 6 de cada 10 tomates consumidos en ese país son producidos en territorio mexicano. Estas cifras ponen de manifiesto la magnitud del impacto que podría tener la imposición de la tarifa.

El escenario se complica aún más si consideramos que la Secretaría de Economía mexicana tiene abiertos dos casos de investigaciones antidumping contra Estados Unidos por pollo y carne de cerdo. Esta situación abre la puerta a la posibilidad de una guerra comercial entre ambos países, con la aplicación de cuotas compensatorias que afectarían a diversos sectores de la economía. Berdegué Sacristán ha expresado la voluntad del gobierno mexicano de dialogar y buscar una solución negociada, siguiendo la línea marcada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Sin embargo, el plazo de 90 días para alcanzar un acuerdo se presenta como un desafío crucial para ambas naciones.

La pregunta que surge ahora es: ¿lograrán México y Estados Unidos alcanzar un acuerdo que beneficie a ambas partes y evite una escalada en las tensiones comerciales? La respuesta dependerá de la voluntad de diálogo y la capacidad de negociación de ambos gobiernos. Mientras tanto, la incertidumbre se mantiene en el aire, y la industria del jitomate, junto con otros sectores agrícolas, espera con ansias el resultado de las negociaciones. El futuro del comercio bilateral entre México y Estados Unidos, y el precio de la ensalada en la mesa de los consumidores estadounidenses, penden de un hilo. El reloj sigue corriendo, y los 90 días se agotan.

Fuente: El Heraldo de México