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15 de abril de 2025 a las 12:45

Adiós al maestro Vargas Llosa

El eco de la partida de Mario Vargas Llosa resuena aún con fuerza en cada rincón del Perú y del mundo hispanohablante. Más allá del duelo oficial, decretado por el gobierno y manifestado en las banderas a media asta, se percibe un luto íntimo, un vacío en la esfera literaria que difícilmente podrá ser llenado. La imagen de los ciudadanos depositando flores a las puertas de su hogar en Barranco, ese barrio bohemio que tantas veces inspiró sus letras, es un testimonio palpable del cariño y la admiración que el Nobel despertaba en la gente común, más allá de las élites intelectuales.

La discreción que rodeó el velorio, por expreso deseo del escritor, contrasta con la magnitud de su obra y la repercusión internacional de su fallecimiento. Ese silencio, sin embargo, no hace sino amplificar la solemnidad del momento y la profunda tristeza de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo y compartir su vida. Las palabras de su hijo Álvaro, cargadas de dolor y orgullo, resumen el sentir de una nación que ha perdido a uno de sus hijos más ilustres: "Perú ha perdido a uno de sus mejores hombres".

La incineración de sus restos marca el final de una era, pero no el olvido de su legado. Sus novelas, ensayos y artículos periodísticos permanecerán como un testimonio invaluable de la historia del siglo XX y una reflexión constante sobre la condición humana. Desde la complejidad de "Conversación en la Catedral" hasta la mordaz crítica política de "La Fiesta del Chivo", pasando por la épica de "La Guerra del Fin del Mundo", Vargas Llosa nos ha regalado un universo literario rico en matices y profundamente comprometido con la realidad.

El reconocimiento internacional a su trayectoria, expresado en las condolencias de mandatarios como Emmanuel Macron y Pedro Sánchez, confirma la dimensión universal de su obra. No se trata solo de un escritor peruano, sino de un autor que trascendió las fronteras geográficas y lingüísticas para convertirse en una voz fundamental de la literatura contemporánea. La UNESCO, al rendirle homenaje, no solo reconoce su talento individual, sino también la importancia de su obra para el patrimonio cultural de la humanidad.

El gesto de los cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado, formando las iniciales del Nobel con sus cuerpos, es una muestra conmovedora del impacto que Vargas Llosa tuvo en las nuevas generaciones. "La Ciudad y los Perros", ambientada en ese mismo colegio, se ha convertido en una lectura obligada para comprender la compleja realidad social del Perú y la formación de la identidad nacional.

Las palabras de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, al destacar la grandeza del escritor por encima de las diferencias políticas, nos recuerdan la importancia de separar la obra del autor y valorar el aporte cultural independientemente de las ideologías. En un mundo cada vez más polarizado, la figura de Vargas Llosa nos invita a la reflexión y al diálogo, a la búsqueda de la verdad a través de la literatura y el pensamiento crítico.

Su salud resquebrajada en los últimos años, tras su regreso a Lima desde Madrid, nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de apreciar el legado de aquellos que han contribuido al enriquecimiento cultural de la sociedad. Las librerías, exhibiendo sus obras en sus vitrinas y ofreciéndolas con descuentos, nos invitan a redescubrir la magia de sus palabras y a mantener viva la llama de su genio literario.

El vacío que deja Mario Vargas Llosa es inmenso, pero su obra permanecerá como un faro que ilumina el camino de las futuras generaciones de escritores y lectores. Su voz, aunque silenciada, seguirá resonando en las aulas, en las bibliotecas y en los corazones de quienes aman la literatura.

Fuente: El Heraldo de México